- Andy se perfila como el sucesor presidencial en el testamento oculto de AMLO
De acuerdo con el expresidente Ernesto Zedillo lo que sucedió “la trágica semana pasada” es que ‘se han sentado bases para que México se convierta en una tiranía’, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador insiste en lo contrario al señalar que “traen a Zedillo para decirme que es una dictadura México y es de risa, hacen el ridículo, pero no pasa de ahí”.
Ernesto Madrid
No obstante, las evidencias de lo contrario están a la vista, ya que el destape anticipado de ‘Andy’ López Beltrán, una reforma judicial que en su letra original que planteo López Obrador era rechazada por la presidenta electa Claudia Sheinbaum, la elección de la mayor parte de integrantes del gabinete por parte del presidente y el ‘botón rojo’ que implica la revocación de mandato en caso de no cumplir con su llamada cuarta transformación, es el camino del retorno de un ‘Maximato’ en el poder.
Lo delicado del caso, es que, a López Obrador, conocido por Zedillo como el “oportunista” y “demagogo” que ha lucrado políticamente con el pasado, es, no solo, “un traidor a la democracia que busca instaurar una tiranía” sino que además se le olvida que, gracias a Zedillo, López Obrador salió impune de violaciones graves a la ley y que, mediante una ilegalidad, comenzara su carrera política nacional.
¿Por qué? se preguntará usted.
Porque fue el que intervino, en diversas ocasiones para que, desde 1996 en que “López Obrador tomó 51 pozos petroleros en Tabasco alegando afectaciones de Pemex al hábitat de los lugareños, y pedía una indemnización para campesinos y pescadores (…) y las marchas, pintadas como resistencia civil ante el fraude electoral, llegaban a la Ciudad de México, y regresaban a Tabasco luego de que Manuel Camacho, el entonces jefe del Departamento del Distrito Federal, a través de su segundo de a bordo, Marcelo Ebrard, le daba al menos 8 millones de pesos en efectivo para que se fuera, lo que fue por años su modus operandi.
Zedillo fue el que intervino, como lo dibuja Raymundo Riva Palacio en su Estrictamente Personal de El Financiero para que, a través de su esposa, Rocío Beltrán, no fuera encerrado por las 14 denuncias en su contra, e incluso fue el que intervino para que Pablo Gómez, actual titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, se abstuviera de sus denuncias que luego presentó el PRI para que pudiera ser candidato al gobierno de la Ciudad de México, que ganó en el 2000.
Solo que ahora, perfila a su heredero político, contemplado en ese testamento político que jamás dio a conocer AMLO, que ya se configura con el tráfico de influencias en que ‘Andy’ fue el artífice para asignar contratos multimillonarios en Pemex, en gobiernos de morena, como lo documentó Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y el portal Latinus y ahora, será el que controlará la movilización del partido hegemónico (Morena) y mantendrá interlocución directa con los gobernadores, con la reserva del derecho de elegir candidatos para el ejecutivo, el legislativo, el judicial y los gobiernos de los estados.
Lo interesante del caso es que, el hijo del presidente que conecta la red de huachicol con el financiamiento de campañas políticas y se encuentra en la intersección del dinero paralelo y la movilización electoral, viene acompañado de una amplia red de contratistas federales particularmente en Pemex que apuntala su elección en el 2030.
Por ejemplo, Javier May en Tabasco y Roción Nahle en Veracruz que fueron personajes claves para el Tren mayo y Dos Bocas en la asignación de sus contratos y lo cual consolida su aspiración que tiene detrás, primero el dinero y después el poder, de operador empresarial a operador electoral, frente a una oposición inexistente.