Reflexiones
Por Ing. Carlos Roberto Matty Ortega
Cuando niños jamás nos preocupamos de nada, mamá y papá lo hacían todo por nosotros, cuidados, educación, etc.
Aún de jóvenes, hasta adultos ya con familias propias, ellos nos dan amor, ahora cuidando a nuestros nietos, o sobrinos según sea el caso, tanto como un gesto de ayuda como sin duda alguna... de amor.
El tiempo avanza y nos toca ser y hacer lo que nuestros padres hicieron con nosotros, con nuestros hijos... Ahora ha llegado el momento de tornar los roles por completo, convertirnos en padres de nuestros padres. Si, ahora somos quienes atendemos y cuidamos de ellos, les enseñamos a comer, les contamos cuentos, cambiamos los pañales, pasamos horas en vela, horas que se convierten días, días en semanas, semanas en meses y meses en años... Pero a diferencia del cuidado de ellos, que era par vernos crecer, nosotros lo hacemos para entregarlos a Dios, darles una muerte digna. Esta mañana encontré una reflexión de Silvia Flores, una Terapeuta, el creador quiso que pudiera contactar y charlar largo y tendido, dando el contexto de esas líneas con la experiencia propia, su madre... Situación similar a la que vivimos en nuestra familia. Aquí les comparto.
"Ram Dass, en su libro, decía: “Si te crees muy iluminado, ve y pasa dos semanas con tus padres”. Los padres hablan y actúan del modo en que lo hacen, no por lo que son, sino por su condicionamiento pasado, es decir, por su condicionamiento mental y emocional que habla a través de ellos. Ellos no pueden evitarlo. Cuando no hay suficiente presencia todo el mundo está controlado por dicho condicionamiento. No se puede evitar, es una enfermedad de la mente identificada con el condicionamiento inconsciente. Es por esto que cuando esté frente a ellos es necesario que sepa constantemente que lo que observa no es lo que ellos son, detrás de eso está el Ser; en ocasiones quizá pueda vislumbrar algo de esto.Mi madre también estaba muy identificada con su mente; a veces la miraba a sus ojos y de repente, a través de ellos veía una luz brillante, entonces paraba de hablar por un momento, más bien su mente se tomaba un respiro después de no parar de hablar durante diez minutos seguidos, y entonces, por un instante, ahí estaba el Ser brillando a través de ella; a continuación todo vuelve a oscurecerse de nuevo: vuelve la misma desconfianza, las quejas, las acusaciones…todas esas cosas asociadas al pensamiento inconsciente. Observar esto es observar el pasado condicionado en ellos. Lo que hicieron o dejaron de hacer, no pudieron evitarlo. No tenían suficiente presencia como para modificarlo, por lo tanto, esto es algo que le puede servir para encontrar la aceptación. Esa aceptación debe incluir lo que usted también está sintiendo mientras les observa. Puede ser tristeza, puede ser ira, pesadez, ganas de salir corriendo…sea lo que sea que esté ahí, no necesita siquiera analizarlo, simplemente tiene que sentir todo ese campo de energía, y no es algo agradable, es el pasado en usted. Por tanto, observe el pasado actuando en ellos y experimente el pasado en usted. Y qué hacer con dos pasados? Únicamente la presencia puede disolverlos, así que necesita acceder al poder de la presencia en usted aceptando lo que surja externamente e internamente en ese momento, tiene que aceptarlo o sufrirá ya que si no quiere sentir lo que siente está creando resistencia y sufrirá más. Con la aceptación usted crea un espacio en su interior y esto le da libertad. Lo bello de esto es que al darle a ellos su espacio externo para ser, está generándose a sí mismo espacio interno, sintiéndose mejor que antes porque ahora hay un espacio alrededor de la emoción. Después aparece un fenómeno extraño: se empieza a dar cuenta de que usted es ese espacio que puede permitir a la emoción estar ahí y que puede permitir que sus padres sean como sean. Esa es la trascendencia del condicionamiento del pasado, esa es la práctica que trae libertad y la mejor manera de practicar es con sus padres. Hay muchos otros lugares donde puede practicar pero la maestría la alcanzará cuando practique con sus padres. Eso sería el PDH en Presencia (título que recibe un graduado del más alto nivel). Comience poco a poco al principio. Yo inicié con una hora de práctica con mi madre; compraba unas pastas que le gustaban mucho y llegaba a tomar café con ella. Una hora para practicar la presencia. Ya lo sabe, feliz práctica!"
Ra Ma Da Sa
Carlos Roberto Matty Ortega, Consultor empresarial, turístico y cultural, Director de Esfera Noticias Sonora y Director de Esto es Sonora.
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