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¿Por qué no quiere la presidenta que colabore la DEA en contra de los jefes de plaza de los cárteles?

  • La negativa reabre suspicacias sobre presuntos vínculos de políticos de Morena con el crimen organizado y amenaza con agravar la incertidumbre económica.

Lo que parecía un nuevo entendimiento entre México y la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) se derrumbó en cuestión de horas. Apenas un día después de que la DEA anunciara el Proyecto Portero como un esfuerzo transnacional para golpear el “corazón operativo” de los cárteles mexicanos, la presidenta Claudia Sheinbaum lo redujo a un simple taller de capacitación en Texas.

Ernesto Madrid

La decisión no es menor. Washington había planteado que, mediante este esquema, agentes mexicanos recibirían entrenamiento especializado para desmantelar a los jefes de plaza que controlan el flujo de fentanilo, metanfetaminas y cocaína hacia Estados Unidos, además del tráfico de armas y dinero hacia México. “Un primer paso audaz en una nueva era de cooperación”, lo definió Terrance Cole, jefe de la DEA.

Pero el discurso presidencial fue otro: la cooperación con agencias extranjeras está limitada por la Constitución y la Ley de Seguridad Nacional, dijo Sheinbaum, insistiendo en que los únicos acuerdos formales son con el Comando Norte, la Sedena, la Marina y la Guardia Nacional. No con la DEA.

Viejos choques, nuevas sospechas

La ruptura no es casual. En el sexenio de López Obrador ya se habían acumulado fricciones: la expulsión de la DEA del hangar en Toluca en 2022, la disolución de la unidad élite entrenada por Estados Unidos en 2021 y las acusaciones de “espionaje” por parte del expresidente. Bajo ese antecedente, el recelo hacia la DEA no parece un episodio aislado, sino la continuidad de una estrategia que busca blindar a ciertos actores políticos de un escrutinio incómodo.

El problema es que el contexto actual multiplica las sospechas. Los acuerdos judiciales en Estados Unidos que han convertido a cinco capos en informantes clave señalan posibles vínculos de políticos mexicanos de Morena con estructuras criminales.

En ese listado aparecen nombres pesados: desde Adán Augusto López y su supuesta cercanía con “La Barredora”, hasta Alfonso Romo y operaciones de presunto lavado de dinero en Vector. Incluso voces del propio narco se han permitido ironizar: el abogado de los Chapitos llegó a decir que Sheinbaum “parece la jefa de relaciones públicas del Mayo Zambada”.

Economía atrapada en la inseguridad

La resistencia a abrir la puerta a la DEA ocurre mientras el crimen organizado se expande y mina la certidumbre económica. Los últimos datos del INEGI muestran estancamiento: el IGAE no creció en mayo, el IOAE apenas anticipa un rebote de 0.2% en junio y ya proyecta una contracción de 0.1% para julio. El golpe combinado de inseguridad y parálisis industrial amenaza con profundizar la desaceleración.

Donald Trump lo resumió con brutalidad electoral: “México está paralizado ante los narcos. México hace lo que yo digo”. Y mientras la presidenta insiste en que la soberanía dicta los límites de cooperación, la duda crece: ¿defiende a la Constitución o a los cárteles que ya parecen tener asiento en las entrañas del poder?

@JErnestoMadrid

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