- La inflación general cayó a 3.7% en la primera quincena de diciembre por menores precios en servicios y agropecuarios; especialistas de Banamex advierten que el descenso podría revertirse a inicios de 2026.
La inflación en México dio un respiro inesperado al cierre del año. Durante la primera quincena de diciembre, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró una variación de apenas 0.17%, muy por debajo de lo anticipado por los analistas y del promedio histórico para este periodo, lo que permitió que la inflación anual descendiera a 3.72%, desde el 3.99% observado quince días antes.
Ernesto Madrid
De acuerdo con el análisis de Banamex Estudios Económicos, la sorpresa a la baja se explicó principalmente por menores aumentos en servicios turísticos, precios más contenidos en mercancías no alimenticias y una caída más pronunciada en los precios agropecuarios. En términos simples: viajar, algunos productos de consumo y ciertos alimentos subieron menos de lo previsto, lo que ayudó a moderar el impacto general en el bolsillo de los hogares.
Este comportamiento también se reflejó en la inflación subyacente —que excluye los precios más volátiles—, la cual se ubicó en 0.31% quincenal y 4.34% anual, mostrando una desaceleración tanto en mercancías como en servicios. Con estos datos, Banamex ajustó su estimación para todo diciembre, proyectando una inflación general de 3.8% y una subyacente de 4.3%, ambas por debajo de cálculos previos.
Sin embargo, el mensaje de los especialistas es claro: la baja podría ser pasajera. Banamex advierte que la trayectoria descendente se interrumpiría a partir de enero de 2026, cuando comiencen a reflejarse los efectos de incrementos en impuestos y aranceles, los cuales presionarían principalmente el componente de mercancías.
A esto se suma un factor clave: los costos laborales. Aunque la inflación de servicios ha comenzado a ceder, todavía se mantiene por encima de su promedio histórico, impulsada por el aumento acumulado de salarios y la continuidad de la política de incrementos significativos al salario mínimo, que para el próximo año se estima en 13%. La moderación, explican los analistas, dependerá de que la creación de empleo se mantenga contenida y de que los aumentos salariales reales no se aceleren más de lo previsto.
Del lado positivo, algunas fuerzas juegan a favor de la estabilidad de precios. La apreciación del peso, la baja inflación de precios al productor y la debilidad del crecimiento económico ayudarían a amortiguar las presiones inflacionarias a lo largo de 2026. En este contexto, Banamex estima que la inflación general podría ubicarse alrededor de 4.5% en el primer trimestre del año, para luego retomar una tendencia gradual a la baja y cerrar 2026 en 4.2%, con la subyacente en 4.1%.
El tipo de cambio ha sido un aliado reciente. En las últimas sesiones, el peso mexicano se ha fortalecido frente al dólar, ubicándose alrededor de 17.93 pesos por dólar, impulsado por el retroceso del billete verde y datos económicos locales favorables. Este movimiento ayuda a contener los precios de productos importados, aunque no elimina los riesgos.
Entre las principales amenazas al alza, Banamex identifica un mayor traspaso de impuestos y salarios a precios, así como choques climáticos que encarezcan los productos agropecuarios. En contraste, una economía más débil de lo esperado o mejores condiciones agrícolas podrían seguir moderando la inflación.
En resumen, la inflación dio una buena noticia al cierre de 2025, pero los especialistas coinciden en que no se trata de una victoria definitiva. El descenso es real, pero frágil, y el verdadero reto será evitar que el repunte previsto para 2026 vuelva a erosionar el poder adquisitivo de las familias mexicana
@JErnestoMadrid
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