- El CEESP advierte que las políticas proteccionistas y nacionalistas son un inconveniente
Si bien es cierto que el Plan México suena interesante en sus once metas establecidas, como lo es el entrar al grupo de las 10 economía más grandes del mundo fortaleciendo el mercado interno y la participación internacional o los 100 mil millones de dólares en Inversión Extranjera Directa por año a través de nearshoring, la realidad es que, es una respuesta más, a los amagos y controversia del próximo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Ernesto Madrid
Lo anterior porque aún no queda claro, el tipo de relación que llevará la primera presidenta de México Claudia Sheinbaum con el republicano, pero sin duda, el Plan México, es una respuesta más a los amagos y controversias de Sheinbaum que ya ha anunciado algunas medidas como un botón alerta para migrantes, campañas contra el fentanilo y, ahora este “Pan MX” para hacer frente a la renegociación del T-MEC.
Solo que, en el contexto, aún no quedan claras las reformas energéticas que tendrá que concretar el congreso de México en los próximos dos meses para contar con las leyes secundarías que permitan la cantidad y calidad de energía que requieren las empresas extranjeras para llegar a México.
O bien, la medida de los términos en que se abastecerán de agua, debido a la ley para poner “orden y transparencia” en sus relaciones con el gobierno que obligo a las empresas a “ceder” parte de su reserva de agua, para entregar entre 10 y 20% de su volumen disponible, sin que haya un plan de inversión gubernamental definido y evitar que su nueva agua no llegue ni al campo –que más lo requiere– ni a las ciudades.
Por eso, para los empresarios quedan algunas dudas, como las que expresa el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) en su Análisis Económico Ejecutivo semanal publicado este lunes en donde señala que la falta de un sólido Estado de derecho, certeza jurídica, estabilidad económica, fiscal, y política, de seguridad energética, infraestructura y logística adecuada provoca que la relocalización sea cautelosa. “En otras palabras, la carencia de una regulación que aliente a las inversiones, (un tema pendiente por décadas) afecta el comportamiento del capital privado hacia el país”.
La realidad es que, ambas naciones, tanto México como Estados Unidos, caminan en sentido contradictorios ya que de acuerdo con Integralia, la conocida firma de análisis político y económico identificó claramente las implicaciones de las políticas de Trump (ubicadas como riesgo número uno en su análisis): “Las acciones y retórica de Trump detonan posturas nacionalistas en México que dificultan las relaciones económicas y comerciales de los dos países”.
El Plan México sin duda, también es un reflejo de lo anterior ya que establece que 50% de la proveeduría y el consumo nacional sean hechos en México en sectores como el textil, calzado, mobiliario y juguetes; lograr un 15% de contenido nacional en cadenas globales de valor en los sectores automotriz, aeroespacial, electrónico, semiconductores, farmacéutico y químico pero sin resolver ese 40% de proveeduría nacional que esta estacando en costos de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Aunado a ese 50% de compras públicas para que sean de producción nacional y reducir de 2.6 a 1 año el tiempo para concretar una inversión en donde existe un alto porcentaje de ‘tramitología’ y la manera en que el 30% de las pymes tengan acceso a financiamiento.
Lo bueno es que apenas van cien días de gobierno y hay muchas promesas por cumplir, pero también advertencias como la del expresidente Ernesto Zedillo, que terminó de desmantelar al PRI y se refirió a la reconfiguración del poder mexicano como una “tiranía”, que significa una forma de gobierno con poder absoluto que no está limitado por las leyes.
O, dicho de otra forma, el resurgimiento del proteccionismo y de los nacionalismos, impulsados por realineamientos geopolíticos tripolares y la migración global, aunque en realidad, como destaca México Evalúa, “más allá de cualquier conflicto ideológico con el vecino del norte, México necesita reconocer que su talón de Aquiles no es Trump, sino los discursos que enmascaran nuestras propias deficiencias estructurales”.
@JErnestoMadrid