- A partir de 2018 la productividad laboral de México muestra una tendencia decreciente
Si bien es cierto que, a partir de 2018, cuando llegó al poder la Cuarta Transformación, la productividad laboral a mostrado una tendencia decreciente, a nivel sectorial, existe una heterogeneidad importante en donde en algunos sectores, la productividad laboral formal impulsa una mayor productividad total, en otros, la productividad informal tiene mejor desempeño.
Ernesto Madrid
No obstante, en términos generales, la caída en la productividad total se explica por la reducción en la productividad del sector formal, en donde, el nivel educativo y la capacitación de la fuerza laboral, así como el magro crecimiento de la inversión física parecen ser las causas relevantes detrás del debilitamiento de la productividad, concluye un análisis de Citibanamex.
“Si bien existen algunos sectores en los cuales la productividad informal impulsa a la productividad total – dada la elevada informalidad laboral a nivel nacional – esto no es un fenómeno generalizado, sino focalizado”, precisa.
Por ello, además de la formalización laboral, es necesaria también la formalización de establecimientos que operan en el sector informal, para impulsar tanto al empleo formal, como a la producción formal y más aún, es imperante que la producción crezca por arriba de la ocupación, para recuperar el nivel de productividad laboral que se ha perdido en años recientes.
Las actividades agropecuarias, los servicios de información y los financieros son los únicos sectores en los que la productividad laboral ha aumentado tanto en el sector formal como en el informal. Tienen en común que han reducido tanto la informalidad productiva como la laboral – a pesar de que ambas son muy elevadas en las actividades primarias – y que el crecimiento del Valor Agregado Bruto (VAB) es mayor que el crecimiento del empleo en los últimos cuatro años.
De acuerdo con Citibanamex, es posible elaborar algunas hipótesis adicionales que expliquen las causas estructurales tras el comportamiento decreciente de la productividad laboral, como el bajo nivel educativo de la fuerza laboral (durante el 1T24 el 55% de los ocupados contaban con secundaria completa o menos), la escasa capacitación en el trabajo (el 53% de los ocupados no tienen prestaciones laborales de ningún tipo), las disparidades en el uso de la tecnología en diversos sectores, o el magro crecimiento de la inversión física de 2008 a 2022 (apenas 0.8% anual, en promedio).
Si bien, la formalización laboral es deseable, desde el punto de vista del empleado, por los beneficios que esta conlleva (por ejemplo, en términos de prestaciones laborales, como acceso a instituciones de salud y de crédito hipotecario), también lo es para los empleadores, pues en la mayoría de los sectores (con excepción de aquellos con una elevada informalidad laboral, como la construcción y el comercio al por menor) permite obtener un mejor Valor Agregado Bruto por una ocupación mayor.
Asimismo, el aumento en la productividad laboral, cuando viene aparejado con incrementos en el salario real, no genera presiones inflacionarias provenientes del mercado laboral, como está sucediendo en este momento y, por último, el aumento de la productividad facilita un mayor crecimiento potencial de la economía, el cual es más que necesario para el país que, de 1994 a 2023, ha crecido en promedio 2.0% anual, mientras que la población ha aumentado a un ritmo de 1.3% anual.