IDEOLOGIZACIÓN Y AUSENCIA DE PRESUPUETO DESDE LA PRIMERA INFANCIA LO ACOTAN
Por: Ernesto Madrid
El Plan de Estudios para la Educación Preescolar, Primaria y Secundaria denominado “Marco curricular…”, que se modificó 5 veces, hasta que finalmente se presentó en el mes de agosto de 2022, refleja, en el fondo supuestos filosóficos, pedagógicos y didácticos afines a la ideología e intereses del grupo en el poder.
Lo anterior se conjuga con un reducido presupuesto para el sector que destino, en el 2022, con el 3.1% del PIB, siendo el nivel más bajo de la última década y que se viene arrastrando desde la primera infancia a la que se le canalizó, de acuerdo con el Gasto Exclusivo Para Primera Infancia (GEPI) que dio a conocer el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), sólo mil 247 pesos para la atención de cada infante en el 2021.
En este segundo caso hay que precisar que, durante esta etapa, de acuerdo con investigaciones de Early Institute, el cerebro se forma y crea conexiones neuronales, por lo que invertir en ella mejora las condiciones presentes y futuras de las infancias. La inversión en primera infancia debe de ser al menos de un 13.7% de rentabilidad de acuerdo con datos de la UNICEF.
El GEPI precisa que en 2021 el gasto para primera infancia fue de 16 mil 124 mdp, lo que representa mil 247 pesos para la atención de cada infancia. Este gasto es, 69.6 y 5.1 veces menor que el gasto per cápita en pensiones y costo de la deuda en 2022 (CIEP 2022).
Con base en el Sistema de Indicadores de Primera Infancia México (SIPI México), Early Institute se aprecia que en lo que respecta a pobreza, uno de cada 2 niñas y niños menores de 6 años se encuentran en esta situación, lo que implica que no se les están cumpliendo al menos uno de sus derechos sociales, como educación, salud, seguridad social, calidad de su vivienda, servicios de su vivienda o alimentación.
En lo que respecta al gasto público de educación el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) recomienda que este debe de represente entre 4.0 y 6.0% del PIB y hasta ahora no se advierte que la Secretaría de Educación Pública haya anticipado el envío de ningún requerimiento de presupuesto adicional a la Cámara de Diputados en el PEF-2023, para las necesidades que la prueba piloto en educación, demanda.
Si a esto le sumamos lo que el estudio de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) revela y si consideramos ambos factores, la situación es complicada para la niñez en México ya que la mejora de la educación en las aulas debe ir aparejada de un incremento sustancial en el presupuesto destinado para que los niños y adolescentes disfruten de buenos equipos, materiales e instalaciones.
Precisa que el Sistema Educativo pertenece a las familias y debe tener como objetivo la educación de los futuros ciudadanos; “no es una propiedad del partido en el poder ni una herramienta para la ideologización”.
Para los empresarios la pandemia obligó al cierre de escuelas sin que los docentes, alumnos y el sistema mismo estuvieran preparados. Eso propició que los alumnos, con deficiencias anteriores al cierre, desertaran o empobrecieran sus aprendizajes.
Con estos antecedentes es claro que la brecha educativa tras la pandemia se está visibilizando con muy dolorosas consecuencias: muchos estudiantes de educación básica abandonaron las aulas (1.4 millones en los últimos dos ciclos escolares 2020-2021, 2021-2022). El rezago educativo complica el regreso de los alumnos a las escuelas y va engrosando los números de población sin primaria, secundaria o estudios de nivel medio superior, que además enfrentan la poca o nula atención desde la primera infancia.
Ante esta compleja realidad, aunado a la falta de inversión suficiente para asegurar la universalidad de la educación y el desarrollo desde la primera infancia, niñas y niños sufren el aislamiento de sus derechos fundamentales como: el estado de salud, educación, nutrición, talla, peso, condiciones de vida, violencia y pobreza en un universo de 12 millones 226 mil 266 víctimas, destaca Early Institute.
Mientras que en el sector educativo la implementación de nuevos planes y programas de estudio ampliamente cuestionados en forma y fondo pone en riesgo el derecho que tienen los niños a una educación de calidad.
En concreto, se puede observar que, para la presente administración, el gasto en educación para los estudiantes de preescolar, primaria y secundaria y desde su primera infancia que abarca desde los 0 a los 5 años, no advierte ser del interés de las autoridades federales.