Según un informe del The Smithsonian Institute, la ciudad de Chicago, EE.UU., se hundió cerca de 10 centímetros en el último siglo y seguirá hundiéndose a esa tasa, a la misma velocidad que se hunde la ciudad de Venecia, Italia.
Chicago está cada vez más bajo el agua en un proceso persistente por culpa de los glaciares que una vez ocuparon gran parte de Norteamérica. El último, un gigante de tres kilómetros, retrocedió hace 10.000 años. Debido a que la corteza terrestre no es rígida y descansa sobre un manto derretido, el peso extra como el de un lago o millones de toneladas de hielo pueden arrugar la corteza. Cuando se libera ese peso, esa capa terrestre se mueve y se reorienta en un proceso que puede tomar miles de años.
La tierra se está hundiendo allí porque el manto subterráneo está fluyendo hacia Canadá. Se ha generado una línea: al norte de ella, la tierra se está alzando, al sur, se hunde.
Otras regiones del mundo donde se presenta derretimiento de glaciares como en Islandia, Alaska, Rusia, Suecia y Estados Unidos, que bordean antiguos glaciares, podrían ser afectadas por este fenómeno; el cual podría derivar en una mayor actividad volcánica y terremotos.