Las #MalasPalabras de esta semana tienen que ver con la RESIGNACIÓN, esa sensación que se produce en nosotros cuando estando en una situación de indefensión, sabemos que tenemos que adaptarnos a las consecuencias que produce esa acción que modifica de manera drástica la realidad que se vive.
Por @MartaObeso
No obstante la resignación puede convertirse en una peligrosa comodidad o peor aún, cuando la resignación implica renunciar a nuestros beneficios para someternos a la voluntad de otro; que al parecer, es lo que está pasando en México, luego de que a más de 100 días de haberse registrado el primer caso de contagio por el virus SARS-CoV-2 en nuestro país, va en aumento la inconformidad respecto a la forma de cómo se está manejando esta emergencia sanitaria.
Mientras unos se han resignado a conservar su salud a cambio de perder su fuente de ingresos, otros salen a trabajar resignados a la posibilidad de poder contagiarse.
La humanidad se enfrenta a una situación que ha costado la vida a más de 440 mil seres humanos en el mundo. En México 20 mil 394 personas han acentuado en sus respectivas familias ese sufrimiento surgido del deseo de que nuestra situación sea otra.
Un gran sector de nuestra sociedad “vive al día” y, ante la ausencia de acciones concretas, la resignación comienza a convertirse en la renuncia a ser parte de la dinámica de un país de ciudadanos proactivos y creativos, capaces de encontrar en nosotros mismos, la actitud que nos facilitara afrontar la situación propiciada por esta pandemia.
Estamos en un momento en el que gran parte de la humanidad atraviesa por una situación complicada, entre los estragos del COVID-19 está la enfermedad, la pérdida de un ser querido, la pérdida del trabajo o de nuestra principal fuente de ingresos, la ruptura con nuestra pareja, el distanciamiento con nuestros familiares y amigos. Todo esto altera nuestra estabilidad y bienestar emocional.
La ausencia de acciones concretas para enfrentar la crisis de salud y económica por la que estamos pasando, provoca en nuestro estado anímico incertidumbre, decepción y preocupación; sin poder vislumbrar, en el corto plazo, la definición de acciones que pudieran permitir convertir nuestra resignación en aceptación.
Las emociones negativas que están surgiendo entre nosotros, tienen mucho que ver con la falta de aceptación de una realidad que es adversa a nuestras metas. Aceptar esta #Nueva Realidad y actuar en consecuencia, es la clave para poder avanzar y no quedarnos anclados ante la indiferencia de las autoridades.
Es momento de entender nuestra #NuevaRealidad y aceptar que tenemos que aprender a convivir con un virus que va a continuar con nosotros por largo tiempo, junto a un Gobierno incapaz de fomentar una nueva cultura de convivencia.
Es momento de dejar esa apatía y no resignarnos a esa indignación que nos provoca ver cómo esta crisis sanitaria se sale de control y la pandemia sigue creciendo. Al aceptar la incapacidad de nuestras autoridades para enfrentar los estragos que provoca el COVID-19, habremos de avanzar de forma consciente hacia las posibles soluciones que permitirán nuestra adaptación a una situación que jamás hubiéramos imaginado.
Usar cubrebocas, caretas, rescatar nuestro espacio personal conservando la sana distancia, dejar de comer en puestos callejeros, lavarnos las manos constantemente, limpiar nuestro calzado antes de entrar a casa, al regresar de la calle el desvestirnos en un área exclusiva… son nuevos hábitos que prolongarán la posibilidad de contagio. Aunado a la modificación de nuestras rutinas, tenemos que dejar de sentirnos culpables para poder vivir en armonía.
Aceptamos la realidad que está cambiando nuestras vidas, pero no nos resignamos a que un Gobierno Autoritario sume a esta crisis inseguridad, descontento, división y desinformación.
Nuestra #NuevaRealidad exige dejar de ser indolentes, ignorantes e indiferentes; ya que esto es lo único que realmente podrá empoderarnos para enfrentar esta adversidad que podría, incluso, afectar nuestra salud mental.
Resignarnos en tiempos del COVID-19, acarrea pesimismo; nos coloca en una postura pasiva respecto a lo que está sucediendo, convenciéndonos de nuestra incapacidad para poder cambiar la realidad que estamos viviendo, lo que es un gran obstáculo para poder adaptarnos de forma natural a nuestra #NuevaRealidad.
En psicología la aceptación es el camino a la transformación, más cuando se vive en una situación que nos hace sentirnos impotentes. Aceptar nuestra incapacidad para retomar el rumbo y entender que aceptar una #NuevaRealidad nos llevará tiempo, es el primer paso para salir de la pasividad y comenzar a avanzar hacia el camino de nuestro nuevo crecimiento.
De lo contrario, vivir en la negación de la existencia de una pandemia que está cambiando al mundo, lleva nuestras vidas por el camino de la disfuncionalidad, distorsionando nuestro entorno. Lo peor es pretender continuar sin aceptar que muchas cosas que nos funcionaban antes, ya no lo harán.
Para volver a hacer funcionales nuestras vidas, es necesario informarnos, reconocer y aceptar lo que está sucediendo en México y en el Mundo, aceptar que el COVID-19 es una realidad que nos ha envuelto en una situación de estrés inesperado.
Aceptar la #NuevaRealidad nos permitirá avanzar hacia la suma de voluntades para exigir a nuestra autoridad que deje de negar su incapacidad para instrumentar acciones masivas para poder superar esta contingencia con armonía.