No hay hombre que pueda tener un pensamiento
o representación de algo que
no esté sujeto al orden de lo sensorial.
Thomas Hobbes
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimado lector, gracias. La semana pasada la atención estuvo centrada en la salud del presidente Andrés Manuel López Obrador, y no es para menos pues desde que se anunció su contagio de Covid-19 no se le pudo ver ni en fotografía, ni un tuit, ni mensaje, sus cercanos limitaban sus dichos a un “se está recuperando” y eso desató una serie de especulaciones de todo tipo, algunas francamente infames que hicieron crecer la incertidumbre ante el silencio del gabinete y desconexión de la realidad de doña Olga Sánchez Cordero.
El silencio no fue lo mejor para un gobierno que pregona que la vida pública debe ser cada vez más pública, y la salud de un mandatario es de interés público, es el empleado de todos los mexicanos, y aunque quisieran López no es un monarca. En este espacio he hablado en varias ocasiones de la “estrategia” de comunicación social, de la creación de “reporteros” a modo para sacar de cualquier apuro al tabasqueño, de ponerle preguntas a modo para que le pegue a uno u otro de sus adversarios y con el tiempo ha sido evidente, ha quedado claro a qué intereses sirven y de que mano comen, inclusive algunos buscarán ser diputados o despachan en el consulado de Estambul.
Ahora se debe señalar las mañas informativas de algunos “reporteros” que presumen años en los medios de comunicación, esos que salieron por la puerta de atrás debido a su “periodismo” sin rigor, de oídas, de plagio, esos que lastiman al gremio por no hacer su trabajo y se aventaron la puntada de afirmar que el presidente había sufrido una “embolia cerebral”, sin tomarse la molestia de precisar que se trataba de trascendidos que se fueron por tierra con el video de López.
Esos, al igual que los monstruitos de Jesús Ramírez Cuevas y sus hordas que destruyen en redes sociales, no abonan para nada al clima que de por sí todos los días enrarece López Obrador desde la conferencia “mañanera”. La cosa es simple, se trata de hacer periodismo y ahí está lo complejo, ni unos ni otros le entran, por eso, aunque la polaridad es creciente y el estigma está puesto para los periodistas, el público sabe quién es quién.
Por lo demás el peso de los hechos y las evidencias son determinantes, esos descubren a los mentirosos, así se nos van los tiempos de la pandemia y los ejemplos sobran, nos dijeron que éramos ejemplo mundial y la realidad es que somos el peor país para vivir en tiempos del Covid-19, nos hemos convertido en el tercer país con más decesos y pronto podríamos escalar al segundo sitio. Nos dijeron que la OMS solicitó que México cediera parte de las vacunas a los países más pobres y resulta que está en entredicho los contratos, eso sí Marcelo Ebrard dice “misión cumplida presidente”.
La frustración por tanto encierro, la falta de empleos en los medios de comunicación y la indiferencia de los patrones, los sueldos muy bajos y sin seguridad social son problemas a los que se enfrenta el gremio periodístico, más la guerra para silenciar las voces críticas, las campañas de odio que se gestan y lanzan desde Palacio Nacional, pero eso no justifica que se mienta, que se invente y que se falte a los principios básicos del oficio. Insisto, la realidad es aplastante y el tiempo los pondrá en su lugar, necesitamos más periodismo…
Entre Palabras
Me cuentan que varios morenos que no serán agraciados con ninguna candidatura en la Ciudad de México, están listos para vender su amor al mejor postor, así pasó en Coahuila e Hidalgo les dieron una paliza.
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Hasta la próxima.