Las #MalasPalabras de esta semana tienen que ver con la DEMENCIA, que es cuando un ser pierde la capacidad de pensar, recordar o razonar; convirtiéndose en una persona imprudente, insolente y peligrosa.
Por @MartaObeso
Con frecencia se atribuye a Albert Einsten la reflexión de que ser demente “es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”; lo cierto es que diversos estudios demuestran que un estilo de vida basado en hábitos arraigados, representa un FACTOR DE RIESGO para padecer algún grado de desorden mental cuando las circunstancias de la realidad nos obligan a dejar de hacer aquello que se acostumbraba.
Antes de la pandemia por el virus del SARS-CoV-2, se estimaba que para el 2050, cada año, cerca de 100 millones de personas habrían de presentar algún grado de demencia, esto como resultado de lesiones o factores genéticos o ambientales; por lo que la Organización Mundial de la Salud la había catalogado como la ENFERMEDAD del siglo XXI.
Actualmente en México, al menos 1.5 millones de mexicanos sufren algún tipo de demencia y si continuamos en la NECEDAD de conservar los rituales que a lo largo de nuestra vida nos han mantenido en nuestra zona de conford, estaremos portergando la oportunidad de adaptarnos a este cambio radical al que nos arroja el reto de no contagiarnos por Covid-19.
No lo digo yo, ya lo dijo Charles Darwin en su teoria evolutiva: ni el más fuerte ni el más inteligente, será el que mejor se adapte al entorno quien habrá de sobrevivir… y es precisamente en estos momentos de emergencia sanitaria cuando nos encontramos ante la oportunidad de aprender nuevas formas de vivir y socializar, lo quenos obliga a RETAR a nuestro cerebro a que aprenda cosas nuevas, practicando, desde casa, actividades que jamás hubiéramos imaginado.
Si no me crees, pregúntale a tu abuelo o al abuelo de un amigo. El mundo cambia y no volverá a ser como lo conocíamos y, una vez que pase la pandemia, a los millones de personas que ya tienen algún tipo de demencia se habrán de sumar otros miles de sobrevivientes de Covid-19, quienes no tendrán la capacidad de compensar la situación de estrés que se está viviendo, dañando de forma IRREVERSIBLE su cerebro.
Aunque no existe alguna forma efectiva de prevenir la demencia, se sabe que el ejercicio, el leer, la convivencia social, no fumar, una buena alimentación, dormir bien y adoptar la felicidad como estilo de vida; son acciones que reducen el riesgo de PERDER la razón.
A todo esto habrá que sumar la creatividad y fuerza de voluntad con la que impulsemos nuestra resiliencia desde la adversidad, pretendiendo adaptarnos a una realidad que ACECHA con dañar nuestra capacidad de pensar. No sólo hay que contemplar el mantener la vida, se trata de seguir viviendo plena y conscientemente de la nueva realidad.
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