A pesar de que existe un discurso a favor de la equidad de género, la verdad es que ni los gobiernos ni las organizaciones de mujeres hacen mucho para avanzar en este sentido, y el mejor ejemplo de ello es que desde el 30 de marzo pasado; es decir, hace casi un año, quedó acéfalo el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).
En el sexenio pasado, el presidente Enrique Peña Nieto no nombró ni siquiera a un encargado de despacho, y desde el 1 de diciembre hasta ahora al actual gobierno tampoco le ha interesado cómo se trabaje y los compromisos que se tengan que cumplir en el Inmujeres.
Pareciera que el 51.2 por ciento de la población, que de acuerdo con la encuesta Intercensal de 2015 equivale a 61.5 millones, no les importa, cuando ONUMujeres señala que nueve personas del sexo femenino mueren violentamente cada día en nuestro país.
Llevamos dos meses y medio del actual gobierno y hasta ahora no ha habido forma de que se pongan de acuerdo para elegir a la presidenta del Inmujeres, esperemos que la terna, que discutirá la próxima semana la Junta de Gobierno, sea aprobada y enviada al presidente Andrés Manuel López Obrador lo más pronto posible, para que los programas que tienen que ver con el empoderamiento de las mujeres, la paridad y la prevención de la violencia continúen y se mejoren.
Lo más terrible de este caso es que no sólo no le interesa a los gobiernos, sino que las consejeras y las dirigentes de muchas organizaciones de la sociedad civil mantienen sus propios intereses (que por cierto son muchos) por encima de los de la institución y sobre todo de las mujeres y las niñas mexicanas que son víctimas de feminicidios y de agresiones en las calles, en sus casas y en sus trabajos.
Y una muestra muy clara de la falta de apoyo a las mujeres es la decisión de no apoyar las estancias infantiles, que de acuerdo con documentos de evaluación de dicho programa se identificó que tiene efectos positivos en la situación laboral de la madre, ya que existe un aumento del 18 por ciento en la probabilidad de que estas cuenten con un empleo.
Y como resultado del seguimiento y supervisión del ejercicio de recursos y acciones implementadas, se obtuvo que el 93.9 por ciento de las personas beneficiarias consideran que el programa contribuyó a mejorar su calidad de vida y la de sus hijos, ya que les brindó la posibilidad de contar con empleo, salud mental, salud física e ingresos monetarios.
El 96.5 por ciento considera que la atención y cuidado de sus hijos ha tenido un impacto positivo en el desarrollo del lenguaje, en el 96 por ciento de los casos han desarrollado habilidades sociales, y un 97.5 por ciento han observado una mejora en el desarrollo motriz de sus hijos.
Y el colmo: de acuerdo con la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres 2015, el 63 por ciento de los niños de 1 a 14 años de edad fue sometido al menos a una forma de castigo psicológico o físico por algún miembro adulto del hogar, y el 6 por ciento fue sometido a un castigo físico severo.
¿Y así queremos que los cuiden en su casa?