- Queda a deber AMLO en finanzas públicas
En el ámbito económico el desafío más importante del nuevo gobierno es convencer de que el poder acumulado, con pocos contrapesos, no implicará políticas públicas hostiles a la economía de libre mercado, advierte Citibanamex, mientras que México Evalúa deja en claro que el sexenio de López Obrador quedará a deber en materia de finanzas públicas frente a administraciones pasadas.
Ernesto Madrid
“No realizar una reforma fiscal y el mal manejo de Pemex llevaron al peor desempeño en materia de ingresos de los últimos cuatro sexenios. Esto explica el declive en muchas áreas del gasto, como: educación, agricultura, ciencia y tecnología, policías civiles, entre otros, que cerrarán con recortes”, precisa.
Para agosto (dato más reciente disponible), los ingresos del Gobierno federal han aumentado sólo 4.1% frente al cierre del sexenio pasado. Peña logró en el mismo periodo un incremento de 26.2%, Calderón de 12% y Fox de 47.2%, que si bien los ingresos tributarios llevan un alza de 19.4%, es muy inferior al 85.7% de Peña. Además, Pemex ha dejado de aportar a las finanzas públicas. Ahora la petrolera recibe más de lo que aporta. Al último dato, la pérdida neta es de 60.2 mil millones de pesos (mmdp).
“La promesa de no endeudar al país quedó como eso: solo una promesa. De enero a agosto el déficit público superó el billón de pesos (1,109 mmdp): el mayor para un mismo periodo desde 2008 que se tiene registro. Frente a 2018, es tres veces superior: 203% (744 mmdp) en términos reales. Estamos hablando de que el gobierno no se había endeudado tanto como este año, ni en la crisis económica y sanitaria por el Covid-19, ni en la crisis financiera de 2008”, resalta México Evalúa.
El gobierno de AMLO mantuvo políticas públicas que restringieron la inversión privada en algunos sectores de la economía, en particular en el sector energético, y buscaron ampliar la intervención del ejército en la construcción y manejo de obras de infraestructura señala por su parte, Citibanamex.
Varias de sus políticas enfrentaron la oposición de partidos políticos en el Congreso (evitando cambios constitucionales) y en el sistema judicial, en particular cuando se aprobaron leyes secundarias que iban en contra de la constitución. Ahora, el esbozo del programa de gobierno será evaluado tanto en sí mismo, como señal que permita hacerse una idea del enfoque con que el gobierno abordará la relación con el sector privado, así como con nuestro principal socio comercial.
El gobierno saliente hereda al nuevo, problemas económicos relevantes, sobresale en el corto plazo el fiscal. A pesar de que el gobierno saliente mantuvo la mayoría de los pilares de la estabilidad macro financiera (apoyo al libre comercio, flotación cambiaria, respeto a la autonomía del banco central, regulación financiera sólida), debilitó, al final del sexenio, el pilar de la disciplina fiscal. El déficit fiscal que estimamos será de 6.2% del PIB este 2024 (el más alto en más de tres décadas). No era necesario desde el punto de vista económico (el país no estaba en recesión), sino electoral, a la vez que es contradictorio con la política monetaria restrictiva de Banxico. Dados los niveles de deuda pública (56% del PIB este año, también la más alta en tres décadas), se requiere un mensaje convincente de la forma en que será enfrentado por la nueva administración. No será fácil: si se anuncia que se bajará a 3% tal déficit en 2025, y es creíble, ello llevaría a anticipar una recesión de la economía.
Por lo anterior advierte que el desafío más importante del gobierno entrante es el de disminuir la elevada incertidumbre económica reinante. Los mercados financieros se mantuvieron tranquilos en los meses previos a las elecciones presidenciales. No obstante, los alteró la sorpresiva amplia victoria de Morena y sus aliados, que los acercaba en mucho a una mayoría calificada que podía cambiar la constitución.