- Exjefes de Estado de 23 países, rechazaron la iniciativa de reforma al Poder Judicial de AMLO
Por segunda vez, el presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó sostener un diálogo con la magistrada presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Norma Piña bajo el argumento de que no tiene nada que ver en el asunto “ya entregué mi iniciativa de acuerdo con mis facultades y estoy convencido que hace falta la reforma” y dijo que sea la secretaría de Gobernación Luisa María Alcalde la que se encargue.
Ernesto Madrid
Lo delicado del caso es que los exjefes de Estado de 23 países, que integran la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), rechazaron la iniciativa de reforma al Poder Judicial, esos que López Obrador llama ‘conservadores’ al señalar que esta iniciativa se presta para el servicio de objetivos ideológicos, la aplicación de un derecho penal del enemigo y el aseguramiento de la reelección indefinida de los gobernantes.
Además de que podría debilitar la independencia de jueces y magistrados, comprometiendo los derechos humanos y libertades fundamentales ya que como “la propuesta del partido oficial Morena, (que) busca implementar elecciones populares para la selección de estos cargos, haciéndolos depender de influencias políticas, comprometiendo la imparcialidad de sus ministerios y haciéndolos presa de una justicia de opinión”, resaltaron.
En el contexto, lo cierto es que, en la clausura del Encuentro Nacional para una Agenda de Seguridad y Justicia, Norma Piña admitió que es necesario un cambio en el Poder Judicial de México, pero criticó la propuesta de que los jueces, magistrados y ministros sean elegidos por voto popular pues, advirtió, “ya no llegará la persona más capacitada al puesto (...) sino la más popular”.
Y López Obrador no quiere a los más preparados, ya lo dijo, sino a los más populares y, reconoció que se le fue en su iniciativa “se nos pasó, porque yo soy más partidario de que una mujer, un hombre que se titula como abogado sale, pues con mucho entusiasmo de hacer valer la ley (…) pero actualmente, conforme va pasando el tiempo, ya perdieron la mística y ya aprendieron otras cosas que no se necesitan”, hablando de los intereses, (sobre todo económico) que se van creando detrás de cada uno de los que imparten justicia”.
En el fondo, la estrategia de los ministros de la corte falló, cuando al presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados y Coordinador de Morena, Ignacio Mier, le cerraron la puerta para dialogar, con la ministra presidenta Norma Piña, sobre el presupuesto, a pesar de que le confirmaron la cita y lastimaron innecesariamente al único líder morenista que les daba trato institucional.
Las cosas de ahí fueron tomando otra ruta, al grado de que el presidente si bien dijo que bueno que la ministra Norma reconoció “que hace falta la reforma, -y- eso es un paso adelante”, remarcó la necesidad de que sean elegido por voto popular, algo que no mueve un ápice, porque indicó que “el pueblo es sabio, aunque no les guste a los conservadores; el pueblo tiene un instinto certero sabe muy bien lo que conviene y lo que no conviene. El que desprecia al pueblo el que considera que el pueblo es tonto, pues no debería siquiera estar impartiendo justicia”.
Sin embargo, tanto la titular de la corte, como los exjefes de estado y de gobierno coinciden en que, con esa propuesta en la iniciativa, serán elegidos los jueces que supieron “relacionarse bien con los ‘grupos de poder’ que, irónicamente, es uno de los argumentos de esta reforma, es decir, se provocará lo que intenta erradicar” dijo Piña.
Mientras que los exjefes de estado hicieron un llamado al diálogo abierto y constructivo entre todos los actores políticos para abordar, cualquier necesidad -si- de reforma judicial, pero -no- “una reforma que implique el debilitamiento y desmantelamiento del Poder Judicial -porque- representa un atentado grave contra la democracia y la vigencia de un orden constitucional”.
