La noticia de que el gobierno de Ecuador ingresó de manera ilegal a la embajada de México en Quito corrió como reguero de pólvora por todo el mundo. Y el fin de semana apenas empezaba.
Ariadna García
Lo cierto es que el hecho, que para estas alturas ya es de suma conocido, evidentemente fue violatorio del derecho internacional, de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas, y tuvo, además, una característica muy particular: logró unidad dentro y fuera de México.
El contexto: el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hizo desafortunadas declaraciones sobre el gobierno ecuatoriano que encabeza Daniel Noboa, ello en un claro intervencionismo. El hecho, evidentemente no gustó al mandatario ecuatoriano, por lo que procedió a declarar persona non grata a la embajadora mexicana acreditada en aquella nación, Raquel Serur Smeke, a quien le dieron 72 horas para salir del territorio.
El gobierno mexicano avisó que enviaría un avión de la Fuerza Aérea para trasladar a la embajadora, a la par, decidió otorgar, después de varios meses de “análisis”, el asilo político que solicitó el exvicepresidente Jorge Glas, quien desde diciembre pasado llegó a la embajada mexicana y no salió, hasta el pasado viernes que las fuerzas policiales de Ecuador entraron por brutalmente al inmueble para llevárselo, por contar con acusaciones de corrupción y cohecho, entre otras.
Al interior del territorio mexicano el tema fue, primeramente, sorpresivo, toda vez que no se había visto algo similar ni siquiera en momentos de conflictos internos en las naciones de la América Latina. La sorpresa pasó a la indignación y la condena por la “invasión” (podemos hasta llamarlo así) que se hizo del territorio mexicano, toda vez que es de recordar que toda representación diplomática adscrita a una nación es territorio del país que la acredita.
El hecho logró lanzar una voz unánime de repudio en todos los sectores de México y fuerzas políticas. En varios de los casos, para lo que a la oposición hace, si bien se criticó la actitud inicial del presidente López Obrador hacia el gobierno de su homólogo ecuatoriano, lo cierto es que las condenas fueron vastas y se aplaudió la decisión inmediata de romper relaciones diplomáticas con Ecuador.
La comunidad internacional se sumó a la condena y de acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores de México (SRE), hasta el cierre de este escrito, 29 países se sumaron al respaldo de condena por lo ocurrido en la embajada mexicana en Ecuador, entre ellos: Perú, Argentina, España, con quienes se han tenido diferencias. Estados Unidos y Canadá lanzaron su condena el sábado por la noche; además, siete organismos internacionales manifestaron el repudio.
La solidaridad para México y su diplomacia que lastimada, fue evidente ante un hecho que, por mucho que haya tenido una provocación, la magnitud de respuesta rebasó las normas legales internacionales que Ecuador mismo ha signado.
Este lunes, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) se reunió para condenar el hecho y alistar un encuentro mayor, incluso, de mandatarios, y tomar decisiones.
La Organización de Estados Americanos (OEA) sesionará este martes 9 de abril, para tratar el tema, esto a petición misma de Ecuador. El miércoles, en la OEA, volverás a reunirse el Consejo a petición de Colombia y Bolivia.
Seguramente se lanzará una dura condena y, ¿por qué no?, que se pueda generar un documento en el cual se establezcan mecanismos legales para evitar que vuelva a ocurrir un hecho similar, como cuando se generó la Carta Democrática a principios de este siglo XXI.
Periodista mexicana especializada en temas de política exterior.