Se trata de una de las más grandes lesiones a los derechos humanos que persisten, se extiende y devastan al mundo actual, afirma la senadora.
La presidenta de la Mesa Directiva, Mónica Fernández Balboa, refrendó el compromiso del Senado de la República para erradicar la violencia en contra de las mujeres, “una de las más grandes lesiones a los derechos humanos que persisten, se extiende y devastan al mundo actual”.
Como parte de la conmemoración del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Niñas y las Mujeres, 63 senadoras y senadores dieron lectura al testimonio de quienes han sido víctimas de este flagelo.
Fernández Balboa dijo que estas agresiones son un obstáculo para alcanzar igualdad, desarrollo y paz, sobre todo cuando se trivializan o quedan impunes, y se crea una cultura generalizada en la que la violencia sexual se normaliza, se infravalora las mujeres, a las niñas y las comunidades y países enteros quedan fracturados.
Destacó que los efectos psicológicos adversos de esta violencia que, al igual que las consecuencias negativas para su salud sexual y reproductiva, afectan a las mujeres en toda etapa de sus vidas.
Alertó que todas las mujeres, en cualquier parte del mundo, pueden sufrir violencia de género, particularmente las más vulnerables: niñas, mujeres mayores, lesbianas, bisexuales y transgéneros, migrantes y refugiadas, indígenas, quienes viven con el VIH y discapacidades o aquellas en crisis humanitarias.
Por ello, asentó, “las mujeres y hombres que conformamos la LXIV Legislatura tenemos un firme compromiso para erradicar esta pandemia que afecta nuestro país”.
Desde la Cámara de Senadores, reiteró la presidenta de la Mesa Directiva, “vamos a hacer todo lo que está de nuestra parte para promover el empoderamiento de las mujeres y adoptar medidas apropiadas para eliminar toda discriminación y violencia basada en el género.
“La violencia contra las mujeres y niñas es una de las más grandes lesiones a los derechos humanos, que se extienden, persisten y devastan el mundo actual, debido a que la estigmatización y la vergüenza de las víctimas se producen en silencio”, expresó.
Mónica Fernández Balboa también dio a conocer a la asamblea que el Senado de la República firmó el Protocolo para la Prevención, Atención y Sanción de la Violencia de Género.
En la Cámara de Senadores, asentó, “seguimos combatiendo cualquier forma de violencia contra las mujeres”.
Previamente, la asamblea realizó una dinámica para dar voz a las víctimas por razones de género.
Desde su escaño, uno a uno, 63 senadoras y senadores, incluidos los coordinadores parlamentarios de Morena, Ricardo Monreal Ávila; PAN, Mauricio Kuri González; PRI, Miguel Ángel Osorio Chong; PVEM, Manuel Velasco Coello; PRD, Miguel Ángel Mancera Espinosa; Movimiento Ciudadano, Dante Delgado; y PES, Sasil de León Villard, dieron lectura a los testimonios:
“Soy Alicia, tengo 8 años. Mi familia me vendió por $20,000 pesos a un hombre de 20 años, quien abusó de mí, èl me obligó a consumir drogas y me prostituyó. Quedé embarazada antes de cumplir 12 años. Hui y volví a casa de mis padres solo para ser vendida otra vez”, expresó Susana Harp Iturribarría, senadora de Morena.
La senadora Josefina Vázquez Mota, del PAN, dijo: “Unos meses después, él y su hermano me asesinaron mientras mis hijos observaban los hechos; simularon que me había suicidado y como mi esposo es policía, hubo irregularidades en todo el proceso, absolviendo a mis asesinos, desechando el testimonio de mis hijos y declarando que me suicidé”.
“Soy Claudia, tengo 14 años, estoy en mi octavo mes de embarazo, mi pareja con ayuda de su madre me golpeó y estranguló hasta asesinarme. La hija que llevaba en mi vientre también murió”, leyó la senadora Geovanna del Carmen Bañuelos de la Torre, del PT.
En su turno, la senadora Martha Lucía Micher Camarena, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género, aseguró que no retrocederán en su exigencia de justicia para todas las mujeres, niñas y niños víctimas de violencia de género.
“Hoy senadoras y senadores -expresó- también somos el corazón de las que ya no laten, y desde ahí, gritamos: ¡larga vida a las mariposas!”
Acusó a los ministerios públicos, a juezas y jueces de ser “ciegos en la justicia de género”, así como de no escuchar y revictimizar a quienes padecen este tipo de violencia.