El Paquete Económico para 2023, que llegará a manos de los legisladores éste jueves tendrá una tendencia ‘inercial’ de acuerdo a la Secretaría de Hacienda lo que implica que estará sometido a ajustes o cambios en el trascurso del próximo año.
Por: Ernesto Madrid
Lo anterior, derivado de factores como la austeridad republicana que saltara a la pobreza franciscana y atenuantes como un limitado margen de maniobra ante las expectativas de menor crecimiento y las mayores demandas de gasto por las obras emblemáticas.
Así lo establecieron diversos analistas en el que precisan que estas presiones obligarán a un mayor déficit fiscal que podría llegar has 4 por ciento del PIB ya que el gobierno enfrentará más gastos que ingresos por el costo de la refinería de Dos Bocas que se calculó que costaría 7 mil millones de dólares y va en 20 mil millones, en medio de la opacidad y presuntos actos de corrupción que estarían beneficiando a la familia y allegados a la titular de la secretaría de Energía Rocío Nahle.
Aunado al presupuesto del Tren Maya, el cual se ha disparado 70 por ciento y se prevé que siga aumentando ya que se fue de los 11.8 mil millones de dólares a los 20 mil millones.
También en el entendido de un menor crecimiento que se anticipa aunado a menores proyecciones de ingresos por la venta de petróleo ante la reducción de los precios internacionales lo que se acota con la intención del gobierno federal de refinar su petróleo en México en lugar de comercializarlo.
Además, destacan que el transitar a la pobreza franciscana es reducir el presupuesto a la burocracia y a las dependencias que no se consideran primordiales para el presidente o ‘no tienen rentabilidad electoral’ en donde quedaría pendiente temas tan sensibles como la educación y la salud que dejo la pandemia y los cambios que se requieren en el mercado laboral para que sea formal y más mujeres participen.
Ante esto de acuerdo con México ¿cómo vamos? habrá que estar pendiente el destino del gasto publico en donde 7 de cada 10 pesos proviene de los impuestos de los mexicanos para que no se dejen fuera dichos retos tan importantes ya que, en el entredicho, se debe tener prudencia en el uso de la deuda ya que los costos del financiamiento continuarán aumentando ante la inflación y las mayores tasas de interés a nivel internacional para paliar el fenómeno económico.
Además de que debe haber una señal clara de respeto a las instituciones y al Estado de derecho para detonar la inversión en nuestro país, generando empleo de calidad y crecimiento económico que en el contexto geopolítico se requiere atraer cadenas productivas a México a través de nearshoring, que beneficien el sector manufacturero.
También es importante poner atención en la reducción de la desigualdad que el presidente destacó en su informe de gobierno como un logro a pesar de la falta de crecimiento, que no es otra cosa que una ‘falacia’ ya que para poder hablar de una reducción de la desigualdad como consecuencia de las políticas implementadas por la actual administración sería conveniente revisar el alcance y estado de la redistribución a partir de la política social implementada.
Lo anterior implica que, si se observa en 2020, sólo 37 por ciento de los hogares más pobres eran beneficiados con programas sociales lo que da como resultado una disminución real a lo observado en 2018, cuando se llegó al 56 por ciento de las familias mexicanas.