“Te puedo afirmar y firmar que quien no esté leyendo a las editoriales independientes mexicanas en este momento no sabe qué está pasando y lo que pasó en literatura mexicana”, valora el poeta y editor Iván Cruz Osorio, quien forma parte del colectivo a cargo del sello Malpaís.
Iván también asegura que la memoria y el presente de nuestra literatura se atestiguan en lo hecho por las editoriales independientes. Para muestra, un botón. En el marco del Día Internacional del Libro, la Secretaría de Cultura conversó con tres editoriales de corte independiente que defienden su visión de hacer libros y el oficio de divulgar literatura en un entorno dominado por una oferta comercial de firmas consolidadas de músculo trasnacional.
Paraíso Perdido
James Nuño, a nombre de la editorial independiente Paraíso Perdido de Guadalajara, comenta que en 21 años de labor han publicado más de 90 títulos de escritores mexicanos y extranjeros que abarcan la narrativa, poesía, ensayo, crónica, novela y novela gráfica.
Se trata de una apuesta por transformar el canon literario que confía en el talento joven y sus voces, su búsqueda de espacios. “Hay algo en esos objetos que nos une con no sé qué otra realidad: sueños guajiros, nostalgias infantiles, personas perdidas”, dice James.
Una editorial independiente, señala Paraíso Perdido, es el resultado de un esfuerzo que irónicamente depende de muchísimas personas para alcanzar algún éxito: escritores, distribuidores, libreros y, sobre todo, lectores. Una labor minuciosa y multifactorial que busca diversificar el panorama y consolidar la variedad, la pluralidad editorial, el acceso a otras literaturas.
“Hemos encontrado la manera de poco a poco encontrar nuestro camino entre las mesas de novedades sepultadas por las novelas comerciales producidas por las grandes cadenas”.
Pese a los desafíos profesionales, la comunicación tendida entre el libro y el lector hace valedero el esfuerzo, tiene claro el equipo de Paraíso Perdido.
James asegura que pasan la mayor parte del tiempo tras el escritorio leyendo, corrigiendo, editando, diseñando, planeando y que a veces no son conscientes del impacto que podemos generar afuera. “Cuando llega la hora de las presentaciones, las giras, las charlas, las conferencias y personas de nuestro círculo cercano asisten y se acercan a nosotros para felicitarnos por nuestros libros, por darles una opción diferente, resulta por demás satisfactorio”.
El sello editorial prepara una campaña para conmemorar el Día del Libro entre sus lectores con sus lectores. Una actividad que llevará el hashtag #EncuentraParaísoPerdido y de la que puedes enterarte en las redes sociales de la firma editorial.
Dharma Books
Dharma Books, editorial independiente asentada en la Ciudad de México, nació hace tres años con la intención de congregar el talento joven, fresco, vigente y sin fronteras definidas.
Sus fundadores, Nicolás Cuéllar y Raúl Aguayo, entendieron que debían buscar un nicho de lectores poco atendido por los grandes sellos de la industria. Por ello, sus primeros títulos tenían como propósito dar a conocer la nueva poesía escrita en México.
Ambos jóvenes eran conscientes de la existencia de un público con ansias de consumir literatura fuera de los cánones, así como libros de arte a precios asequibles.
De tales intereses han surgido libros como Estación Aldebarán, de Rosa Durán; Algo tan oscuro que no tiene nombre, de Andrea Alzati; Evelyn, de Inti García Santamaría; y Aquí el silencio no descansa, de Enrique Urbina. Cada uno cuenta con un diseño propio acorde a la temática y poética de su autor@.
Esta apuesta por autores nóveles y diseños arriesgados ha rendido frutos. El éxito se refleja en un incremento sustancial en el volumen de sus tirajes, así como en la expansión de su propuesta a otros géneros.
En tres años, los tirajes de Dharma pasaron de 500 a 2000 ejemplares para algunos de los títulos que saldrán a la venta en lo que resta del año. En los próximos meses, lanzarán al mercado libros de poesía de Hernán Bravo Varela y Sara Uribe, de narrativa de Antonio Ortuño, además de una biografía del diputado potosino Pedro Carrizales “El Mijis”.
La editorial adoptó una política de paridad de género en sus publicaciones. Producto de una convocatoria lanzada a narradoras de todo el país, serán publicados libros de Lorea Canales, Karla Zárate y Lilián López Camberos. “Creemos que esto nos puede distinguir de una industria editorial que nos parece muy machista”, comenta Raúl en entrevista.
El futuro se avista prometedor para esta editorial independiente. A partir de abril contemplan el lanzamiento de dos libros por mes, que podrán conseguirse en las cadenas de librerías más importantes del país.
No obstante, Raúl comenta que el par de principios con los que nació Dharma no se han olvidado: por lo menos la mitad de sus publicaciones futuras estarán dedicadas a la poesía mexicana; además, para esta editorial independiente, cuyo lema es “Libro objeto a precio discreto”, lo importante es hacer libros que puedan encontrar su lugar en cualquier biblioteca.
Impronta Casa Editora
Otra editorial también radicada en la capital de Jalisco, Impronta Casa Editora, comparte su visión del oficio de hacer libros y sus desafíos para publicar y generar espacios de convivencia cultural.
“Vemos en el libro un artefacto asombroso y a la vez muy simple, capaz de transformar el entorno, de otorgar significados. Trabajar con los libros es lo que da sentido a nuestra vida profesional y lo que paga nuestras cuentas a final de mes”, responden de manera colectiva en entrevista vía e-mail.
Nacida en 2014, Impronta produce libros a contraflujo de las técnicas digitales y recupera los tipos móviles y la linotipia. Un esfuerzo que combina actividades y ofertas culturales para asegurarse el desarrollo de objetivos. Además de imprimir con técnicas artesanales, Impronta exhibe arte y atiende una cafetería. “De esta manera, no dependemos exclusivamente de la venta del libro”.
Entre ellos hay un gusto y una manera de hacer libros fomentada desde las grandes casas, lo que impide que destaquen y se desarrollen otros puntos de vista en torno al oficio librero y a escrituras divergentes.
Defienden un catálogo que ofrezca alternativas estéticas y literarias: del mexicano Julián Herbert al uruguayo Mario Levrero, novelista de la neuralgia, la frustración artística y la huida de un escenario kafkiano y opresivo. Del ensayista estadounidense Henry David Thoreau al deambulante mexicano Luigi Amara, entre otras alternativas.
“Nos gusta pensar que la escritura y el libro en sí mismos ya son una pieza, un objeto. Nunca pasar por alto la forma en favor del contenido, y a veces, incluso, hacer que la forma interrumpa abruptamente el contenido. Eso quizá sea consecuencia de nuestros métodos de impresión. Al usar las máquinas antiguas y el tipo móvil, nuestros tiempos de producción se extienden, eso nos permite reflexionar constantemente la pieza que estamos trabajando”.
Impronta pide asegurar la dignidad del oficio editorial, evitar la precarización del sector y continuar en la defensa de la bibliodiversidad que cada sello defiende desde sus trincheras. Por ahora, los lectores cuentan con al menos estos tres defensores en México, buscadores de tribunas de expresión y de historias.