La materialización del Código Civil refleja el espíritu nacional en la Nueva Era y el ímpetu que ahora disfruta el Estado chino en la consolidación de una sociedad regida por la ley
Por Jorge Fernández
Este año quedó marcado desde hace tiempo en el calendario chino como un momento de trascendencia histórica en China: la erradicación total de la pobreza extrema y el inicio de los trabajos para materializar los fundamentos de la modernización socialista. En este punto de inflexión, el fortalecimiento del Estado es condición sine qua non en la consecución de la primera de las Dos Metas Centenarias, a saber, el establecimiento pleno de una sociedad modestamente próspera para cuando se cumplan 100 años de la fundación del Partido Comunista de China. Y para inyectar vitalidad al robustecimiento del gigante asiático, la aprobación del Código Civil lo colocará en el camino correcto de las tareas propias de la Nueva Era.
El anuncio de la aprobación del Código Civil incorporará a China en una nueva dimensión en las garantías que ofrece el Estado para ofrecer protección a los derechos privados, entre ellos aquellos de ámbitos relacionados a la propiedad, a contratos, a atributos de la personalidad, a herencias, al matrimonio y a la familia. Esto es, el tejido social de la vasta población se fortalecerá en la convivencia social del día a día, fomentando la armonía social y, al mismo tiempo, ofreciendo entornos favorables para ejercer cabalmente la gobernanza sobre toda la nación china. La adopción de este código, equiparable a una guía conceptual para la vida social, colocará a China en un nuevo capítulo de las relaciones entre Estado y sociedad civil que redunde, a su vez, en la materialización de un país regido por el Imperio de la Ley.
Esta nueva relación entre Estado y sociedad civil significará que, con la precisión a detalle del sistema legal básico, emergerán de forma tácita los límites entre las atribuciones del gobierno y el mercado, por un lado, y los del poder público y los derechos privados, por el otro lado. Con esa definición y claridad en torno a los derechos, quedarán establecidas también las bases para garantizar la armonía social y la prosperidad económica. Un Código Civil ofrecerá a empresarios e inversores un entorno de mayores garantías por lo que respecta a los derechos de propiedad en un Estado enfocado en la construcción socialista, y al hacerlo, estimulará la actividad y confianza a ojos del sector privado para acrecentar sus proyectos de inversión.
El anuncio sobre la aprobación de tan esperado código cerrará también un ciclo prolongado de trabajos legislativos. Es facultad de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino y de la Asamblea Popular Nacional fortalecer el Estado de derecho para que la nación goce de certidumbre al momento de ejercer sus derechos y libertades. El Código Civil favorecerá el desarrollo de la sociedad y ajustará a la realidad de hoy los cambios generados por un vertiginoso proceso de modernización. El perfeccionamiento de garantías legales ofrecerá un andamiaje para materializar el Sueño Chino, entendido como el despliegue de trabajos nacionales que conducirán al rejuvenecimiento del gigante asiático.
El Código Civil encarnará además un espíritu positivo para fortalecer el bienestar público. Al poner énfasis en los derechos y atribuciones del individuo, esta obra inédita elevará la dignidad humana y propagará consecuentemente su naturaleza humanista. Esa condición proyectada sobre toda una nación constituirá una poderosa inyección de vitalidad puesto que el individuo albergará una confianza total en la impartición de la justicia en el Estado. Esto es, junto a la promoción de las actividades económicas y empresariales, el Código Civil generará un ambiente de confianza pública extendida que se traducirá, a su vez, en una facilitación en el proceso de gobernanza. China está construyendo un sistema que apoya plenamente su peso en el Imperio de la Ley.
La modernidad ha traído inconmensurables retos al sistema de Derecho Civil que a ratos queda rezagado por las aceleradas transformaciones. En el caso de China, el vertiginoso desarrollo económico, la urgente necesidad de proteger los entornos medioambientales, la orientación apropiada de los universos destapados por internet, la proliferación de rúbricas y contratos electrónicos, todos ellos encuentran un nuevo espacio de legalidad con la aprobación final del Código Civil. Los desafíos de esta nueva época encuentran respuestas y soluciones por medio de este marco de legalidad, producto de las aportaciones ciudadanas y de las extendidas deliberaciones legislativas.
La concepción final de este tan esperado Código Civil encarnará el espíritu de la nación china en la Nueva Era y acelerará la materialización del rejuvenecimiento del Estado chino a veinte años de haberse iniciado el nuevo milenio.