“Cuando termine la pandemia de COVID-19,
se percibirá que las instituciones de muchos países han fallado”
Henry Kissinger
Decíamos el año pasado que “Nuestro tiempo es este presente, pero también son los cambios que estamos testimoniando en todas latitudes hacia algo todavía indefinido del que reconocemos algunas de las consecuencias que han tenido sobre la vida política, económica y social que vemos pasar con una mezcla de esperanza, temor e incertidumbre” (González 2020). Ahora se suma un fenómeno histórico sin precedentes, la gran pandemia del virus corona, que ha potenciado y precipitado mayor incertidumbre y otras consecuencias cuya dimensión apenas comenzamos a ver.
En poco más de 100 días desde que China lo boletinó al mundo, la crisis se extendió por el planeta entero. Provoco y continuará provocando contagios de seres humanos de todas las edades, aunque se ensaña mayoritariamente con los de mediana edad y los mayores. Este acontecimiento ha puesto a prueba a todas las sociedades y permitió desnudar la disfuncionalidad de los sistemas de salud de muchos gobiernos, tanto desarrollados como emergentes y en desarrollo. Al mismo tiempo, otras culturas han sido ejemplo de respuestas individual, colectiva y gubernamental exitosas.
No hay que olvidar que esa rápida expansión global no produjo los mismos patrones de contagio. Después de China, en Europa se multiplicaron los enfermos a rápidas tasas exponenciales que provocaron miles de víctimas mortales, por encima de las cifras reportadas de Wuhan. Las cifras de Italia y España lo muestran claramente. Ese patrón se repitió en Estados Unidos donde las estadísticas indican tasas de contagio y mortalidad por encima de todos los países. Otras naciones, aunque tuvieron individuos afectados, la tasa de decesos ha sido menor debido a la políticas de atención temprana, el inteligente uso de los cubrebocas, aislamiento, pruebas masivas e inclusive el uso de las redes sociales y las aplicaciones para teléfonos inteligentes.
En otras regiones como África y América Latina, el contagio también tuvo origen exógeno, vía el turismo y otras formas de movilidad de y hacia algunos de los centros de contagio además de China, lo que retrasó el inicio de la toma de conciencia, las respuestas de los gobiernos y la reacción social.
Algunos datos estadísticos sólo con fines ilustrativos (abril 13).[1]
La población total que ha sido diagnosticada positiva sumaba 2.019,.310
Estados Unidos que se convirtió en el epicentro de la pandemia. Sumaba ya 582,619 contagios, es decir el 29% del total mundial y siete veces los casos reportados en China. Las defunciones se elevaban a 20,465 personas equivalentes al 17% de la cifra global. La proporción de fallecimientos respecto al total se situaba en el 3.5%. En China fue de 4%.
Cinco países concentran el 58% de todos los casos (EUA, España, Italia, Alemania y Francia). Si se agregan China, Irán, Reino Unido, Turquía y Bélgica, el porcentaje se eleva al 85%. Y lo más impresionante es que al considerar también a Suiza, Países Bajos, Canadá, Brasil y Rusia. esas quince naciones acumulan el 90% de los contagios totales.
América Latina continental es una región en latitudes extremas, con cinco o seis países emergentes de ingresos medios y otras naciones de menor desarrollo económico relativo, con una movilidad aérea de mucho menores dimensiones que los vecinos de América del Norte. De cualquier forma, a esta misma fecha, los 17 países habían informado de un total de 63,289 contagios equivalentes al 3.1% del total mundial; 2,846 víctimas mortales y una tasa de mortandad de 4.5%. Como se mencionaba, Brasil ocupa el primer lugar con 23,480 casos de contagio, es decir el 37.1% de toda la región, seguido por Perú con 9,784 y sólo 127 fallecimientos, por lo que su tasa de mortandad es únicamente de 0.28%.
Después de Perú, se ubican Ecuador (7,529), Chile (6,527), México (4,661), Panamá (3,400), Colombia (2,852) y Argentina (2,208). Las tasas de mortandad más altas las tienen México (7.1%) y Panamá (10.3%). Los ocho países restantes (C. Rica, Uruguay, Honduras, Bolivia, Venezuela, Paraguay, El Salvador y Guatemala reportaron un total de 2,148 casos.
Parece claro que el contagio es dominante en las zonas urbanas, de alta interconectividad aérea con el mundo, además de redes muy activas de conexiones terrestres.
Rechazo por equivocadas y absurdas las interpretaciones sobre la mayor resistencia de una raza u otra, una supuesta fortaleza cultural milenaria de algunos países u otras supercherías basadas solo en la ignorancia, que se han escuchado de jefes de estado o de gobierno.
De un diálogo con personas relacionadas con la movilidad internacional, me comentaban que los primeros días de abril se reportaban en el espacio aéreo estadounidense, alrededor de diez mil aviones de todos tamaños prácticamente a cualquier hora. El pasado 4 de abril The New York Times informaba que desde que los funcionarios chinos revelaron el brote de una misteriosa enfermedad neumónica a los funcionarios de salud internacionales en la víspera del año nuevo, al menos 430,000 personas habían llegado a Estados Unidos en vuelos directos desde China.” (Steve Eder 2020). En el artículo se precisan aún más las ciudades de destino y en particular los vuelos directos del exterior, pues si bien “la mayoría de los pasajeros de múltiples nacionalidades, llegaron en enero a los aeropuertos de Los Ángeles, San Francisco, Nueva York, Chicago, Seattle, Newark y Detroit, miles de ellos volaron directamente desde Wuhan, el centro del brote de este virus, ya que los funcionarios de salud pública americanos estaban solo empezando a evaluar los riesgos para EUA.” (Steve Eder 2020)
Al momento de escribir estas notas (13 abril 2020), la información estadística acumulada de todos los países del mundo por la Organización Mundial de la Salud y en la página de la Universidad Johns Hopkins, ofrecen un panorama completo del que vale la pena destacar[2]:
Europa tiene también una densidad de vuelos semejante, lo que confirma la altísima movilidad, además de la extendida red de transporte terrestre integrada en la zona Schengen como parte de una de las libertades de la UE, para los 28 países incluyendo el Reino Unido conectado por el Chunnel.
Las primeras víctimas que se ha llevado el virus han sido las miles de vidas humanas (119,588) desde que lo boletinó China el último día de 2019.
Además de la mortandad que no puede quedar en una estadística o un porcentaje sólo para levantar las cejas, otra víctima ha sido la política. De acuerdo con la masiva información sobre el virus corona en el mundo algunos gobiernos y líderes fueron ampliamente rebasados, primero por la sorpresa, pero lo más importante para nosotros los ciudadanos, por sus respuestas tardías, la gran ignorancia de algunos políticos sobre lo que estaba sucediendo y lo más punible, sus pronósticos anticientíficos que causaron pavor. El Covid-19 arrasó con la credibilidad de algunos de ellos que pasarán a la historia como insensibles, irresponsables o hasta dados a la trivialidad. También las reducciones presupuestales y en general toda la política de salud que enfrentó carencias, falta de profesionistas como médicos y enfermeras, instalaciones insuficientes, falta de insumos y medicamentos, entre otros.
El caso de Estados Unidos ejemplifica a la perfección el tema de la salud. Se debe recordar que durante la campaña presidencial y los debates entre los candidatos demócratas uno de los temas más controvertido fue el de salud, donde se planteó la urgente necesidad de cambiar los sistemas existentes, el Medicare y el Medicaid. El candidato Bernie Sanders logró el segundo lugar en las preferencias electorales debido a su audaz programa de salud universal, reducciones en los medicamentos y otras medidas de rechazo a las políticas de salud que desmanteló el presidente Trump (ver en este blog ¿Votarán por Bernie Sanders?). Y en los críticos meses por venir el tema de la salud se convertirá en una poderosa arma que utilizarán los demócratas contra la ahora dudosa reelección del candidato republicano.
En México en los meses previos a la aparición de los primeros contagios de Covid, la sociedad mexicana y el gobierno se habían enfrascado en una agria disputa sobre los importantes recortes a los sistemas de salud, la compra de medicamentes y la compresión de personal en las clínicas y hospitales. Además se canceló el famoso programa denominado Seguro Popular que, aparte de ser elogiado internacionalmente venía complementando la atención médica para los millones de personas que no cuentan con servicios de salud en el Seguro Social o el ISSSTE rebasados de por sí. Pero tal vez el tema más polémico ha sido la respuesta tardía y la puesta en duda de los efectos de una pandemia de este tipo en el país.
Gobiernos en otras las latitudes también cayeron en la superficialidad de reducir los eventuales efectos negativos, mientras que otros llegaron al extremo de la negación, tirando por la borda experiencias pasadas recientes. Por ello a medida que avanzaba el contagio aquellos que no tomaron la decisión oportuna de planificar la respuesta y acción públicas o que tomaron las medidas adecuadas de manera tardía, vieron con terror los aumentos en las defunciones y comprobaron los errores que cometieron en las respuestas para enfrentar la crisis. La situación en Ecuador fue dramática, pues tuvieron limitaciones para disponer de los cuerpos que fueron abandonados en las calles.
Por ello, diversas sociedades respondieron, en algunos países, antes y en lugar de los gobiernos. La información masiva e intensa por las redes sociales e Internet facilitó, aunque también provocó, pánico e histeria por ese vacío de poder.
No es interés de este escrito analizar el tema desde el punto de vista epidemiológico o sobre la eficiencia o defectos de los tratamientos, aunque se utilizan algunas estadísticas que ilustran las diferencias entre los países.
Lejos de ello, lo que interesa abordar son las perspectivas futuras, partiendo de la base que el Covid19 deja una estela de consecuencias en la política, la economía, la sociedad y la cultura. Porque si bien es primariamente una crisis de salud es claro que hay signos claros de una crisis económica por la parálisis de las actividades debidas al aislamiento y una subsecuente crisis financiera, por lo que se pueden estar alineando los planetas para eventuales crisis políticas.
Continuará…
Referencias
González , Arturo y Sánchez. 2020. Tiempo de cambios. México: Amazon, Kindle Edition.(En edición)
Steve Eder, Henry Fountain, Michael H. Keller, Muyi Xiao and Alexandra Stevenson. 2020. «430,000 People Have Traveled From China to U.S. Since Coronavirus Surfaced.» The New York Times 1. https://www.nytimes.com/2020/04/04/us/coronavirus-china-travel-restrictions.html?referringSource=articleShare
[1] Estos valores se modificarán con el paso de los días, debido a la dinámica de la pandemia.
[2] Todos los datos fueron tomados de los boletines diarios de la OMS https://www.who.int/home y de la Universidad Johns Hopkins https://coronavirus.jhu.edu/map.html