Por: Ernesto Madrid
Lo que es una realidad es que, de acuerdo con el Paquete Económico para el próximo año entregado por el gobierno Federal al Congreso de la Unión, solo se advierte un incremento al presupuesto de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) del uno por ciento.
Y si lo vemos con más detenimiento, los recursos canalizados al Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública (FASP), dirigido a las entidades federativas y Programa de Fortalecimiento para la Seguridad (FORTASEG), que se enfoca principalmente a municipios se reducen de manera sustancial en por lo menos 6 mil millones de pesos que Morena les quito y que en los últimos años estaban pensados para el reforzamiento de las tareas de la seguridad en los estados y municipios.
Esto el gobierno federal lo compensa con los subsidios que entrega a la sociedad con el fin de que su estrategia de seguridad de ‘abrazos no balazos’ vaya a las causas por lo que el gobierno los ha repartido en al menos siete programas: Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños Hijos de Madres Trabajadoras; Producción para el Bienestar; Crédito Ganadero a la Palabra, Sembrando Vida; jóvenes Escribiendo el Futuro; Jóvenes Construyendo el Futuro y sobre todo el Programa de Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores que no están bien focalizados.
Pero si le buscamos encontramos que los Fondos de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP) y de las Entidades Federativas (FEIEF) que se nutrieron por más de dos décadas mediante excedentes recaudatorios, como lo mandata la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria han tenido una disminución en ambas bolsas del 85.8% como lo revela hoy El Universal.
¿Qué quiere decir esto?
Que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se gastó más de 277 mil millones de pesos de estos ahorros que no se sabe con precisión a donde fueron a parar.
Si le sumamos que para 2023 los recursos estén altamente centralizados en las Fuerzas Armadas que incluyen no sólo las obras correspondientes a la propia Sedena sino que se ha convertido en el constructor favorito del presidente y tiene a su cargo las obras insignia del sexenio entre las que se cuenta el aeropuerto de Santa Lucía y algunos tramos del Tren Maya que se extiende a las obras de infraestructura a cuarteles de la Guardia Nacional, sucursales del Banco de Bienestar, hospitales, lactarios y oficinas públicas, pues la seguridad, en sí, está pasando desapercibida.
Sin olvidar por supuesto la construcción de un aeropuerto mixto civil/militar con categoría internacional en Tulum, Quintana Roo, así como la remodelación y modernización del Aeropuerto Internacional de Chetumal en el mismo estado.
En resumen, atacar las causas de la inseguridad no ha dado los resultados esperados por la sociedad, por lo que sería interesante, como lo han planteado diversos especialistas, alcaldes y empresarios, analizar las estrategias de seguridad y la reasignación de recursos a estados y municipios desde el congreso de la Unión para resolver el problema del incremento del terror y la inseguridad por la que atraviesa el país.