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El ENEMIGO INVISIBLE DE AMLO

En México existe un grupo social que no está integrado por privilegios por el contrario, son fruto de la cultura del esfuerzo que sin duda, estorban en la narrativa de polarización del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Ernesto Madrid

Hablamos de las manifestaciones de la clase media que están muy lejos de ser como las marchas de acarreos políticos tradicionales en donde llevan a miles de personas para que, como se dice en el argot periodístico, ‘mostrar el músculo’ electoral.

La reacción de los desfiles en autos pidiendo la renuncia de López Obrador ya se advertían ante las descalificaciones del mandatario con términos como los “Fifis” o ‘100 carros, ¿qué es eso?’ que provocó el mensaje en las redes sociales de los leales al Gobierno al tiempo subían imágenes de las concentraciones de la izquierda en tiempos de su oposición.

¿Por qué en las manifestaciones de una minoría se levantó reacción tan airada del presidente? Sencillo, porque el gobierno sabe perfectamente que no es minoría, la clase media en México en sus tres segmentos, media-baja, media y media alta, es el sector de la población más disciplinado, numeroso y con mayor incidencia en el ciclo económico del país e incluso en las elecciones.

Lo anterior, como dijo el sociólogo Teodoro Adorno frente a “el autoritarismo, -que- desde el punto de vista psicológico, es una tendencia general  a colocarse en situaciones de dominación o sumisión frente a los otros como consecuencia  de una básica inseguridad del yo”.

Dicho de otra forma, resume Gabriel Careaga en su libro “Mitos y fantasía de la clase media en México” “el sujeto autoritario está dominado por el miedo de ser débil y por el sentimiento de culpa. El síntoma más importante de la derrota en la lucha por uno mismo –véase como el individualismo que ejerce el presidente Obrador- es la conciencia de culpa”.

Sin duda, el mandatario siente culpa, porque sabe en el fondo, que la gente no está conforme con sus políticas de estado y esto se refleja en los pobres resultado que ha dado en sus dos primeros años de gobierno, frente a la pandemia en una emergencia sanitaria como el COVID-19 que no se ha querido reconocer la dimensión a la que ha llegado, además de la económica, social y el horror de la criminalidad y la violencia.

Por eso y más la clase media –en sus tres rubros- ha salido a las calles y simboliza que el poder económico de este sector, sigue intacto y el mensaje es que harán todo lo posible para impedir la propagación del populismo en nuestro país, pese a que Obrador dice que están movidos por los hilos del viejo régimen.

Por raro que parezcan las cosas, la clase media dejó su apatía histórica lo que sin duda preocupa al presidente porque son ellos los que financian sus ‘caprichos’ sus ‘elefantes blancos’, sus ‘programas de ayuda’ y le pagan su sueldo.

Y si analizamos vemos que en realidad los grandes capitales, como los que representan las familias Slim, Salinas Pliego, Bailleres, Azcarraga, Vázquez Raña, entre otros tiene la opción de invertir sus portafolios en mercados internacionales.

Por el contrario, la clase media consume todo en México, amalgama pequeños y medianos comerciantes, pequeños industriales, emprendedores, gerentes y profesionales, a los que los apoyos del gobierno de Obrador, no han llegado, pese a que ellos prestan sus servicios en actividades primordiales en la vida humana. Hablamos de profesores, médicos, ingenieros, arquitectos, contadores o abogados, emprendedores, entre otros, que ven amenazada su estabilidad.

Digamos que se trata de una masa social heterogénea que tiene un común denominador, la movilidad social. Gran parte de este sector medio, son personas que conocen situaciones de pobreza por familiares cercanos. No hay personas de clase media que no tenga parientes en situación de pobreza.

Por esto, la clase media es la clase más solidaria, la que envía víveres a lugares en desastres naturales, la que compra boletos de asociaciones de beneficencia, la que dona a los bomberos, a la Cruz Roja y al Teletón y no son ‘fifis ni conservadores’ es la clase que progresa a través de la cultura del esfuerzo.

Digamos que es la clase que paga impuestos, no usa escuelas públicas por lo general, no usa servicio médico público, accede, en gran medida, a servicios privados. Aunado a esto, es la que más gasta en el ciclo económico, como son planes de telefonía, servicios de internet, bienes de consumo como electrónica, línea blanca, celulares y computadoras que en ocasiones son adquiridos de contado.

Está también el gasto en actividades recreativas como turismo, gastronomía y entretenimiento en general, vamos, es la que más derrama económica genera, pero, la maquinaria ‘siniestra’ de la 4T busca ‘pulverizarla’, hacerla a un lado a toda costa ya que nunca busco, en la realidad, atacar a los ricos y poderosos empresarios que ahora se codean con los hermanos López Beltrán.

En realidad el objetivo del presidente, tal parece que es en contra de los que emprenden –disolvió el ´programa pymes de la Secretaria de Economía- , los que estudian y ejercen una profesión, son lo que no tiene complejos y cuentan con un modelo de vida con aspiraciones. 

Es por eso, que los boicots de la 4T no funcionan, porque su base social no consume, -por más programas de apoyo que les dé- quien consume es la clase media, que compra si le conviene el trato, en los hechos, si un boicot puede funcionar en este país es el de la clase media hacia el gobierno y esa idea, le aterra al presidente López Obrador. No le parece…

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