Es fácil ser pesado y difícil ser liviano.
Satanás cayó por la fuerza de su gravedad.
Gilbert Keith Chesterton.
Por: Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimado lector, gracias. Los días de la pandemia por el COVID-19 pasan y el desconcierto provocado desde Palacio Nacional sigue en aumento, simplemente las cifras que cada triste noche nos presenta el doctor Hugo López-Gatell no bajan, sus sesudas explicaciones que rayan en el absurdo son un intento de justificar el incremento de contagios y muertes, eso sí desde que comenzó esto, el objetivo ha sido lavarle la cara al presidente.
Y es que no puede ser de otra forma, el tabasqueño ha mostrado ignorancia en el trato de la pandemia, no ha querido ser el ejemplo para los mexicanos, bueno ni para sus seguidores a ultranza, que tampoco le entran a los cuidados mínimos. Incluso el premio Nobel de Química, Mario Molina, recomendó a la población en general y a los líderes mundiales, incluido López Obrador, el uso del cubrebocas cuando realicen actividades públicas.
Y no han sido los únicos llamados para poner orden en México, la Organización Mundial de la Salud, también ha recomendado a los gobiernos de Latinoamérica, incluyendo al nuestro, que lance mensajes que le den certidumbre a la población, coherentes y bien argumentados, pero tampoco se cumple.
La realidad nos alcanza todos los días en la conferencia nocturna, en el show televisivo del otro López -copia burda de su patrón-, donde parece que el gobierno del hijo de Macuspana ya se resignó a lo peor y rebasar los 30 mil muertos. El gobierno se ha convertido en un contador de difuntos en algo que ya tiene tintes de tragedia descomunal con casi 20 mil mexicanos que han perecido por la enfermedad.
El panorama no es alentador por más optimista que se quiera ser López-Gatell ha dejado de ser el científico y se ha posicionado como un nuevo actor político de hechura a imagen y semejanza del otro López, ha mamado la soberbia, la actitud perdonavidas y la narrativa triunfalista, aunque este tiene una mejora, su hablar es diferente y con tecnicismos que envuelve a quien lo escucha y pendejea a quien lo cuestiona.
López-Gatell ha fallado una y otra vez en sus cifras y sus predicciones, pero eso sí, le ha abierto el camino para que el presidente se vaya de gira a buscar los votos y promover sus programas sociales, en plena contingencia al fin y al cabo que “su fuerza es moral y no de contagio”. Pues con eso enfrentamos la pandemia los mexicanos, ocurrencias y carencias para los trabajadores de la salud.
Un científico que se volvió político, y cuando vengan las críticas y la hora de encontrar a los responsables de esta tragedia, AMLO ya tiene el suyo, se llama López-Gatell.
Entre Palabras
Es indispensable y fundamental el respeto a los menores de edad, no importa quienes sean sus padres o a que se dediquen.
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Hasta la próxima.