Que México es el país con el mayor número de estilos de arpa tradicional: amuzgo, yoreme, tzotzil, huasteco, planeco −de la Región de Tierra Caliente, Michocán−; el de Tixtla, Guerrero y el jarocho, entre otros más; y que la tradición de cada entidad se conjugó con la estética musical para desarrollar un sonido propio, son algunos aspectos que el connotado arpista Celso Duarte López puntualizó en el recital didáctico que impartió en el Salón Adolfo López Mateos del Complejo Cultural Los Pinos durante el Festival Internacional de Arpas, organizado por el Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM).
“Ésta es la primera vez que un encuentro de arpas internacional aborda el folclor y el desarrollo técnico de las arpas tradicionales, lo cual me parece muy valioso debido a que en México existe un gran número de estilos y lenguajes a lo largo y ancho de todo el país”, señaló Duarte López ante público y arpistas de la Orquesta Escuela Carlos Chávez y de la Academia de Música de Noruega, así como de músicos tradicionales de San Andrés Tuxtla, Veracruz y Tepelcatepec, Michoacán.
Dicho pantone, como Duarte López llamó a la cromática sonora de este instrumento de cuerda pulsada que según las crónicas de Miguel Bernal del Castillo llegó a México con el arribo de la tripulación de Hernán Cortés -entre la cual se encontraba el “maestre Pedro del arpa”−, se hizo presente en los ejercicios técnicos, de digitación e interpretación musical que él y su padre, Celso Duarte González (considerado uno de los más virtuosos intérpretes paraguayos), que no sólo revelaron la complejidad interpretativa del arpa tradicional, también recorrieron con su música el Sur de América Latina y una parte de México.
Obras como Vírgenes del sol, danza tradicional del Perú compuesta por Jorge Bravo de Rueda, que evoca la grandeza del imperio inca; Cascada, del compositor paraguayo Digno García, y El cascabel, huapango veracruzano original del Lorenzo Barcelata, sonaron en el Salón Adolfo López Mateos, que de manera imaginaría adquirió un tono multicolor, gracias a sonidos onomatopéyicos (locomotora, cascadas, y vacas lecheras, entre otros recursos o adornos sonoros propios del repertorio de arpa tradicional) emitidos por el Dúo de arpas “Celso Duarte”, que invitó a los músicos participantes tomar su instrumento y seguir sus asesorías.
“La búsqueda estética de la propia música y la tradición se han conjugado para que el arpa tradicional en México perviva y trascienda más allá del tiempo y el desuso, porque también es cierto que muchos estilos de arpa están en el olvido por el desconocimiento y la poca práctica”.
Dijo que, a diferencia de Chile, Ecuador, Perú, Argentina y Paraguay, países que comparten lenguaje musical al utilizar el mismo tipo de arpa (deriva del arpa angular clásica que fue reducida de tamaño por músicos guaraníes), México “es el país con el mayor número de estilos de arpa tradicional” pues su presencia es muy usual en los conjuntos musicales de culturas como la tzotzil, amuzga, yoreme, huasteca y planeca - de la Región de Tierra Caliente, Michoacán−; y en lugares como Tixtla, Guerrero; Durango, y en la región del Sotavento, mejor conocida como música jarocha.
Subrayó, que es importante y valioso hablar de la trascendencia del arpa tradicional en México.
“En este recital sólo compartí recursos técnicos que nos lleven a una metodología pedagógica para enseñar y tocar arpa tradicional. Definitivamente no voy a decirles qué deben cambiar de su estilo porque cada una de las entidades, grupos o regiones tienen muy arraigado su estilo y éste tiene un vínculo inquebrantable con su identidad cultural, por ejemplo, las variedades del arpa huasteca, su ‘son de costumbre’ (aquél que se interpreta en una ocasión especial, como el agradecimiento por la cosecha del maíz, para pedir agua, para la curación de enfermedades, etc.).
“La música es un acto de amor y así como mi padre me inculcó este sentimiento por el arpa, creo que debemos continuar con esta tradición”, expresó Duarte López a los arpistas de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, la Academia de Música de Noruega, y sobre todo a los maestros de los semilleros creativos (ensambles comunitarios de música tradicional) de San Andrés Tuxtla, Veracruz; y Tepalcatepec, Michoacán.
Las actividades de este Festival Internacional de Arpas continuarán el sábado 26 de mayo, con los ensambles tradicionales de Tepalcatepec y San Andrés Tuxtla, así como el mariachi tradicional Alegría del sol, quienes harán un jolgorio musical en el exterior de la Casa Lázaro Cárdenas, la Casa Miguel Alemán y el Salón Venustiano Carranza; la Orquesta Escuela Carlos Chávez se presentará a las 13:30 horas en el Salón Adolfo López Mateos.
El domingo 26, el cierre de este festival también contará con los recitales de los ensambles de concierto y tradicionales en el exterior de la Casa Lázaro Cárdenas, la Casa Miguel Alemán y el Salón Venustiano Carranza de 11:00 a 13:00 horas, para cerrar con un colorido Fandango en el Salón Adolfo López Mateos, a las 16:00 horas. La entrada es libre a todos los conciertos.