Nacido en el estado de Sao Paulo el 23 de septiembre de 1940, en el seno de una familia libanesa, Michel Temer, se convirtió hoy jueves en el segundo ex presidente brasileño detenido tras una investigación por corrupción, siguiendo los pasos de Luiz Inácio Lula da Silva, preso desde el 7 de abril del año pasado.
Esta mañana, al salir de su vivienda en Sao Paulo, Temer preguntó a sus asesores por qué había tantos periodistas en la puerta de casa. Las filtraciones sobre la operación llegaron a la prensa, que acudió a filmar la detención del ex mandatario.
El juez federal Marcelo Bretas, responsable de las investigaciones de la operación Lava Jato en Río de Janeiro, ordenó la detención de Temer y otras siete personas, después que un ex ejecutivo de la constructora Engevix dijo que pagó sobornos a Temer para asegurarse contratos en la construcción de la central nuclear Angra 3, en el estado de Río de Janeiro.
También fueron detenidos el ex ministro de la Gobernación y de Minas y Energía durante el gobierno Temer, Wellington Moreira Franco, y el coronel Joao Baptista Lima Filho, amigo íntimo del ex presidente.
El ex mandatario responde además a nueve causas judiciales, cinco de ellas en la Corte Suprema, aunque tras dejar el cargo el 31 de diciembre y perder el fuero se enviaron a la primera instancia. Temer es investigado por corrupción, organización criminal, obstrucción de la Justicia y lavado de dinero.
Desde que dejó la Presidencia, Temer se mudó a Sao Paulo, donde mantenía una vida alejada de la actualidad, y pretendía escribir libros y regresar a la abogacía.
En Sao Paulo, el ex mandatario preparaba igualmente su defensa en las múltiples investigaciones que hay en contra suya.
Tras una larga trayectoria política, Temer llegó a la Presidencia sin pasar por las urnas, gracias a la destitución en el Congreso de la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT) y de quien Temer era vicepresidente desde el 1 de enero de 2011.
Rousseff fue apartada del cargo en mayo de 2016 para ser juzgada por supuestas irregularidades fiscales, momento en el que Temer asumió la Presidencia de forma interina.
El 31 de agosto de 2016, Temer asumió oficialmente como presidente de Brasil al confirmarse la destitución de Rousseff en el Senado.
Durante su primer mandato como vicepresidente, entre 2011 y 2014, cumplió funciones importantes encabezando misiones oficiales a diversos países, pero fue también considerado como un "vice decorativo", según sus propias palabras.
En el segundo mandato, iniciado en enero de 2015, Temer ganó más poder al asumir la articulación política del Ejecutivo con el Congreso entre febrero y agosto.
Sin embargo, luego de desacuerdos políticos con Rousseff, el entonces vicepresidente comenzó a organizar personalmente el apoyo al "impeachment" de la presidenta.
Para ello, contó con el apoyo del entonces presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, enemigo declarado de Rousseff, y del senador Renan Calheiros, ambos del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
Cuando Cunha autorizó el proceso de "impeachment" contra Rousseff en diciembre, Temer envió una carta a la presidenta reclamando que lo había sometido a un aislamiento, por lo que a partir de entonces mantendría una relación apenas "institucional".
Temer organizó la salida del PMDB de la coalición gubernamental, lo que precipitó que los principales partidos opositores, como el Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB) y Demócratas (DEM) le dieran apoyo, y aceleraran el proceso de "impeachment".
Como presidente, Temer intentó impulsar varias reformas para sacar a Brasil de la recesión económica que vivió entre 2015 y 2016, la peor de su historia, como la laboral o la educativa, aunque no logró llevar adelante la reforma de la seguridad social, considerada clave para sanear las cuentas públicas, por las denuncias por corrupción que aparecieron.
En junio de 2016, se convirtió en el primer presidente en ejercicio de la historia de Brasil en ser denunciado por la Fiscalía por corrupción. La denuncia, sin embargo, fue desestimada en la Cámara de Diputados, donde Temer gozaba de un amplio apoyo.
Semanas más tarde, Temer fue denunciado nuevamente por la Fiscalía, aunque nuevamente la Cámara Baja rechazó la denuncia.