El colesterol LDL, más conocido por colesterol “malo”, se puede acumular en las paredes arteriales provocando así el estrechamiento, el endurecimiento e incluso la ruptura de esos vasos sanguíneos y la aparición de trombos.
El colesterol LDL, más conocido por colesterol “malo”, se puede acumular en las paredes arteriales provocando así el estrechamiento, el endurecimiento e incluso la ruptura de esos vasos sanguíneos y la aparición de trombos. Muchas veces este proceso de aterosclerosis desemboca en infartos cardiacos y cerebrales (ictus) porque la sangre no llega a esos órganos vitales. Hasta aquí todo era sabido y estaba comprobado, pero lo curioso es que los investigadores no habían podido establecer con seguridad los pasos de este proceso que precede a accidentes vasculares tantas veces mortales. Ahora empiezan a conocer los detalles de esta atracción fatal del colesterol por las arterias por las que circula.
La teoría más aceptada era que el colesterol entra de forma pasiva en las paredes arteriales por puntos en los que existen lesiones y que tienen menor capacidad de reparación del tejido, y que ahí forma placas. Ahora resulta que es un proceso activo, porque unas proteínas determinadas presentes en las arterias atraen a las lipoproteínas de baja densidad (el colesterol LDL) y las introducen en las paredes arteriales. El trabajo en el que han comprobado este hecho investigadores de Estados Unidos ha merecido ser publicado en la revistaNature y supone un paso importante en la búsqueda de nuevos tratamientos preventivos, señalan algunos expertos