“Se está ventilando un asunto de interés público, no hay ningún problema, es solo aclarar, no es un asunto personal, todos tenemos la obligación de contribuir”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre las deudas que el dueño de Grupo Salinas tiene con el SAT, misma que ahora le aumentaron al tercer magnate de México a los 63 mil millones de pesos.
Ernesto Madrid
No obstante, el asunto no es casual, se incrusta en la coyuntura electoral en donde el magnate Ricardo Salinas Pliego sigue con su actitud desafiante al gobierno federal encabezado por los que llama, peyorativamente “gobiernícolas” y los exhibe, señalando que “un buen gobierno rinde cuentas, no les exige pruebas a los ciudadanos, actúa; un mal gobierno protege a la delincuencia y luego les exige pruebas a las víctimas”.
Pero López Obrador se excusa diciendo que en su administración se decidió no permitir los privilegios fiscales, por eso se reformó la Constitución y están prohibidas las condonaciones de impuestos, que eran facultad del titular del Ejecutivo que afirmó que el empresario es su “amigo y él es honesto” y viceversa y un magnate que sostiene que López Obrador está rodeado de corruptos.
La realidad del caso es que ni el gobierno de López Obrador es el eficiente administrador que cobra diligentemente los impuestos, ni Salinas Pliego es el empresario eficaz que se defiende de un gobierno arbitrario; en realidad toda su fortuna la ha hecho a la sombra del poder político, y no existiría sin su obsecuente colaboración con los distintos presidentes desde Salinas de Gortari.
Lo han dejado arrebatar concesiones e inmuebles, lo han rescatado cuando sus ocurrencias no funcionan, le han condonado impuestos, le han dado cargos a sus empleados más destacados (como Esteban Moctezuma) y, en resumen, lo han hecho crecer económicamente, siendo uno de los empresarios más ineptos y obtusos de México.
Solo hay que observar, como lo han reflejado diversos medios de comunicación y denuncias en redes sociales que sus empresas, como los ‘agiotistas’ Banco Azteca, tiendas Elektra y su pésima televisora, lo han denunciado. Pero, ahora, algo sucedió o ya no se necesitan y cada uno trata de usar al otro de la peor manera: Salinas Pliego, abriendo un boquete con sus medios al discurso ‘entumecedor’ de un demagogo, como se ha observado a López Obrador.
Lo delicado del caso es que el asunto, podría llega al limite legal e incluso de que el gobierno federal ejerza la facultad de retirarle la concesión la cual sería contraproducente, por eso el asunto lo tendrá que dirimir la Suprema Corte de Justicia de la Nación a la que tanto ha criticado López Obrador, en donde quizás, sino se resuelve en los próximos 190 días, será una herencia, que de ganar la candidata oficial, tendrá que concretar como una de sus primeras acciones, que sería un golpe político que le ayudaría en su legitimación, en dónde podría ordenar la detención del tercer hombre más rico del país.
Por eso la aspirante la coalición Sigamos Haciendo Historia Sheinbaum Pardo dejo en claro que “hay que pagar impuestos, los ciudadanos pagamos impuestos, los empresarios ahora pagan más impuestos. Nos corresponde a todos pagar impuestos, y tener la certeza de que se están utilizando adecuadamente y sin corrupción, pero hay que pagar impuestos”.
Aunque Ricardo Salinas Pliego dice, ‘debo, no niego, pago, no tengo’ en el entendido de que para el empresario todo es producto de una ‘extorsión’, de un abuso de ‘autoridad’ o incluso hasta de una vendetta porque piensa que sus empresas apoyaron a la 4T con toda su fuerza, desde cobertura editorial positiva en los canales de Televisión Azteca hasta la distribución de programas sociales vía Banco Azteca, en donde se beneficio por eso siente que no debe pagar impuestos.