De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, (ENDIREH), en el 2021 de 25.1 millones de mujeres, un 21.7% experimentó violencia económica que no es otra cosa que un acto restrictivo del agresor contra la supervivencia económica de la víctima, dentro y fuera de casa.
Ernesto Madrid
“Las mujeres padecemos con mayor frecuencia situaciones de pobreza laboral porque trabajamos por una menor paga en promedio, no accedemos a posiciones de mayor rango y nos encontramos en mayor medida en la iformalidad”, señala una mujer que ha sufrido las consecuencias.
Lo cierto es que las mujeres dedican gran parte de su tiempo a actividades consideradas no económicas, lo que limita su tiempo en el mercado de trabajo que, de acuerdo con resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en el 4T23 los hombres laboraron 45.4 horas a la semana en promedio, mientras las mujeres lo hicieron en 38 horas, 7.4 horas menos.
Esta diferencia se acentúa en trabajos por cuenta propia, donde los hombres laboran 41.4 horas y las mujeres 32.1, 9.3 horas menos. En contraparte, estas mujeres que ya se ocupan en el mercado de trabajo, dedican 24.2 horas a la semana a actividades no económicas, al tiempo que los hombres dedican prácticamente solo una tercera parte de ese tiempo, 8.4 horas, de acuerdo con un análisis realizado por Citibanamex.
Ahora bien, al incluir a las mujeres que no forman parte de la Población Económicamente Activa (PEA), es decir el total de la población, la brecha en horas dedicadas al cuidado del hogar, hijos y personas enfermas o mayores aumenta considerablemente. Cifras de la Cuenta Satélite del Trabajo no Remunerado de los Hogares (INEGI) muestran que, en 2022, el total de horas que dedicaban las mujeres a estas actividades era de 40.4 a la semana, en contraste con las 16.4 del total de los hombres.
Destaca el tiempo de las mujeres dedicado a proporcionar-cocinar alimentos (14.1 horas en promedio vs. 5.1 horas los hombres), así como al apoyo escolar y cuidado de enfermos (12.0 horas las mujeres y 5.2 los hombres). Tales actividades han sido tradicionalmente cubiertas por mujeres, afectando el tiempo potencial que podrían dedicarle a actividades en el mercado laboral. Sin duda, el trabajo de apoyo y cuidado a otras personas es una realidad que demanda gran tiempo y esfuerzo.
En el país existen 38.8 millones de hogares (2022) y en casi 8 de cada 10 al menos una persona requiere apoyo o cuidados por lo que existe una gran necesidad de guarderías o sitios con actividades para niños, adolescentes y adultos mayores, 15.8 millones de hogares tienen alguna persona de 6 a 17 años que requiere apoyo o cuidado (excluye discapacitados), mientras que 13.4 millones cuentan con adultos mayores a 60 años en la misma situación, 8.4 millones cuentan con niños de hasta cinco años y 4.9 millones con personas con discapacidad (los hogares pueden tener más de una persona en estos grupos).
Dicho de otra forma y como las cifras lo indican, tales cuidados –además de las labores del hogar no remuneradas– recaen en mayor proporción sobre las mujeres. A fin de dimensionar su importancia económica, el INEGI estima que el trabajo no remunerado en el hogar representa 24.3% del PIB, 17.6 puntos porcentuales (pp) corresponden a las mujeres y el resto a los hombres.
A lo anterior se suma la violencia económica en donde el cónyuge controla lo que gastan, no puede subir de puesto por ser mujer, ganan menos que sus compañeros y no les dan dinero, a las mujeres, para la manutención de sus hijos.
CONSECUENCIAS
Sin duda, la equidad de género no es sólo una cuestión de justicia social, sino también un componente esencial para el desarrollo económico sostenible señala el organismo México ¿cómo vamos? Las brechas de género en el mercado laboral limitan no solo los derechos y oportunidades de las mujeres, sino que también restringen el potencial económico de nuestras sociedades al no aprovechar completamente el talento disponible.
La discriminación de género afecta diversos aspectos de la economía, desde la participación laboral hasta la representación en puestos de toma de decisiones, pasando por las diferencias salariales cuyos desequilibrios no solo perpetúan las desigualdades sociales, sino que también impiden el crecimiento económico inclusivo y sostenible, por lo que es crucial implementar políticas públicas enfocadas en cerrar estas brechas, promoviendo así, una mayor equidad y aprovechamiento del potencial humano sin distinción de género coinciden Citibanamex y México ¿cómo vamos?