Luego de que la calificadora Moody’s Investors Service, decidió aplicar una doble rebaja a la calificación crediticia de Pemex el pasado 9 de enero, el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador perdonó, a la empresa estatal, una serie de impuestos por un periodo de cuatro meses para dar liquidez a la compañía que debe miles de millones de dólares.
Ernesto Madrid
¿En qué consiste?
En un decreto firmado por el mandatario este 13 de febrero en el que se explica la eliminación en el pago del Derecho de Utilidad Compartida (DUC) y en la extracción de hidrocarburos a Pemex para el cuarto trimestre y enero cuya condonación equivale a unos 70 mil millones de pesos mexicanos (4.1 mil millones de dólares), según un funcionario con conocimiento del asunto quien pidió no ser identificado porque no está autorizado a hablar con los medios.
Ante esto, el Servicio de Administración Tributaria (SAT), debe expedir las disposiciones de carácter general necesarias para la aplicación de dicho decreto, añade el documento publicado este martes en el Diario Oficial de la Federación (DOF) para enfrentar los problemas de liquidez ante la fuerte deuda generada en los últimos 15 años, aun cuando el expresidente Calderón convirtió en deuda pública, los pasivos que dejo Vicente Fox en la sobrexplotación que realizó a Cantarell.
A lo anterior se suma que los bonos financieros de Pemex para apalancar su deuda en los mercados y con vencimiento a 2030 cayeron hasta 2,9 centavos por dólar a 84,6 centavos, según datos de Trace compilados por Bloomberg, luego del anuncio de la calificadora, lo que puso aún más en entredicho su capacidad de enfrente sus deudas.
La realidad es que Petróleos Mexicanos estaría al borde del impago si no recibe apoyo del Gobierno mexicano al ser la petrolera más endeudada del mundo, con un pasivo financiero de 106 mil 500 millones de dólares por lo que a los inversionistas les preocupa que la firma enfrenta vencimientos de 10 mil 900 millones de dólares, aunque la mayoría fue cubierta por una transferencia financiera del Gobierno mexicano asignada para su presupuesto 2024, por un monto de 8 mil 500 millones de dólares.
Lo delicado de la deuda es que el gobierno de México enfrenta el mayor déficit público, que es lo que preocupa a la calificadora por lo que interpone sus dudas respecto a la capacidad del estado mexicano para seguir apoyando a la petrolera en el futuro en las magnitudes requeridas aunado a la capacidad de Pemex para lo cual advierte que la expansión del negocio de refinación, que genera el grueso de las pérdidas de la empresa, limitará la capacidad de generación de flujo.
Una de las alternativas a la que podría recurrir el gobierno de López Obrador es la misma que utilizo Felipe Calderón, su ‘sombra’, para realizar un intercambio forzoso de la deuda de Pemex por deuda pública, lo que para las definiciones de Moody’s sería un evento de incumplimiento.
De lo que no queda duda, es que la mujer que ocupe la silla presidencial a finales de este año tendrá que romper con la política energética de la presente administración y regresar, quizás, a una similar a la que implemento Enrique Peña Nieto porque la idea que le vendió Roció Nahle, para enriquecer a sus familiares y amigos, como cabeza del Consejo de Administración de Pemex y CFE, no funcionó.
Profundizó en Pemex la crisis, para convertirla en la única en el mundo, en no ganar dinero al refinar petróleo y, por el contrario, por cada barril procesado pierde 35 dólares mientras que la brasileña Petrobras tiene utilidad de cinco dólares con 62 centavos y Exxon gana tres dólares con 19 centavos por barril refinado, aunado a que la petrolera mexicana pierde 257 millones de pesos por hora.