El lunes, México detuvo a 367 migrantes indocumentados, en su mayoría hondureños, en su estado sureño de Chiapas.
Los migrantes habrían entrado a suelo mexicano de manera ilegal como parte de una caravana que pretende llegar hasta suelo estadounidense.
De inmediato, las autoridades mexicanas llevaron a cabo controles migratorios que conducieron a la captura de los indocumentados.
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ha aumentado la vigilancia en las fronteras para evitar un malestar mayor en las relaciones con su vecino del norte y la administración Trump.
"No queremos pelear con Estados Unidos, ni queremos involucrarnos en sus enfrentamientos políticos", explicó López Obrador.
"Al mismo tiempo, con respeto, pedimos que el problema se resuelva con el desarrollo, con la creación de empleo, algo que no se ha hecho". Comentó AMLO al respecto del origen del problema migratorio.
Las autoridades mexicanas habían entregado hasta enero más de 12.000 visas humanitarias que permiten a los migrantes transitar libremente por el país durante un año.
Semanas atrás, Trump, quien considera este éxodo una amenaza de seguridad nacional, advirtió que cerraría la frontera sur por completo. Por ahora, miles de migrantes continúan varados en la frontera entre México y Estados Unidos tratando de cruzar de manera ilegal.