La herencia lúdica de México fue el tema principal de la décima edición del Concurso Nacional de Fotografía Trompos, muñecas y papalotes. Juegos y juguetes tradicionales de México, cuyos ganadores fueron premiados hoy jueves 18 de julio en el Museo Nacional de Culturas Populares.
Patricia Mejía Ruíz, Francisco Palma Lagunas y Alejandro Silva Zamora, ganadores del primero, segundo y tercer lugar, respectivamente, captaron con su lente las diferentes formas de recreación en localidades de Sonora, Sinaloa y Veracruz. Las imágenes de los participantes integran la exposición que permanecerá hasta el martes 20 de agosto en el recinto ubicado en la delegación Coyoacán.
A la convocatoria emitida por la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura se inscribieron 150 concursantes de 22 estados del país, con 459 fotos. Además de los tres primeros lugares, 16 concursantes recibieron menciones honoríficas por retratar este tema en Chiapas, Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Guanajuato, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Veracruz y Zacatecas.
El propósito de esta edición del Concurso es promover y reflexionar sobre el valor y significado del juguete popular, considerado emblema de México, así como del juego tradicional, factor de identidad y convivencia entre las comunidades de nuestro país.
En el evento se presentó la Convocatoria a la XI edición del Concurso Nacional de Fotografía, que se dedica al tema Mujeres trabajadoras. Forjadoras de realidades. Las bases para participar en el nuevo certamen se encuentran en la página https://culturaspopulareseindigenas.gob.mx.
El Concurso Nacional de Fotografía reafirma el compromiso de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México por incluir y mostrar la riqueza del patrimonio cultural inmaterial inmerso en las culturas indígenas y populares de nuestro país, con el objetivo de no dejar a nadie atrás.
Patricia Mejía Ruíz, originaria del estado de Sonora, ganadora del primer lugar con la fotografía titulada “Carrito de pitahaya 3”, contó en entrevista que esta imagen la tomó en el pueblo de Belem, municipio de Guaymas, donde habitan indígenas yaquis.
En la imagen, un grupo de niños se divierte con un excepcional juguete, un carrito elaborado con vara de mezquite y la fruta pitahaya, el primero extraído del árbol típico de la región y el segundo de las cactáceas que forman parte de la flora del territorio donde vive esta cultura. Estas materias primas también son usadas para prácticas rituales.
“Cuando llegué a trabajar al Centro de Estudios Rurales de Michoacán mis compañeros pensaban que no había nada en Sonora, ahí viven ocho grupos originarios y migrantes. A través de esta foto pude mostrar cómo juegan algunos de los niños de este pueblo yaqui. Sin embargo, también están los seris, los pápagos, los pimas y los mayos, cada uno con sus juegos y juguetes tradicionales y milenarios”, comentó Mejía Ruíz.
La también socióloga y antropóloga destacó que por más sencillo que se vea este juguete, en él se encuentra parte del conocimiento ancestral de los jugueteros del lugar. “Implica una técnica porque es un cactus difícil de manejar. El que lo elabore debe seleccionarlo y pedir permiso a la naturaleza antes de cortarlo y limpiarlo, además de que su ciclo de vida tiene que estar por concluir”.
En el territorio nacional se elaboran juguetes empleando alrededor de 32 ramas artesanales que incluyen fibras vegetales de la región, textiles, madera, cartón, barro, maque y laca, entre otras. Incluso en Chiapas, el Estado de México, Guanajuato, Oaxaca y Michoacán existen pueblos jugueteros de gran tradición.
Mejía Ruíz se mostró emocionada porque es la primera vez que gana en un certamen de fotografía. “Este concurso nos permite cuestionarnos en qué situación se encuentran estos objetos, analizar por qué cada vez se fabrican menos”. Dijo que los visitantes a la exposición se sorprenderán con una diversidad de juegos y juguetes relacionados con el mundo de estas sociedades rurales, indígenas, las cuales de pronto parecen invisibles, pero aportan mucho al patrimonio cultural del país.
Francisco Palma Lagunas, ganador del segundo lugar, se propuso documentar el juego de pelota que se sigue preservando en algunas comunidades de Mazatlán, Sinaloa: el ulama. Es herencia del juego de pelota tradicional ulamaliztli, practicado por los aztecas, mayas y otras culturas de Mesoamérica, el cual se prohibió durante la Colonia española.
El autor de esta imagen comentó que el ulama es un juego que estuvo a punto de desaparecer, pero encontró su sobrevivencia en las poblaciones de El Chamizal, La Sábila y El Quelite, entre otras, donde se ha revitalizado.
Esta recuperación, a decir de Palma Lagunes, es en parte gracias a la labor de los hermanos Lizárraga, quienes desde hace tiempo impulsan y organizan encuentros no solo en Sinaloa, sino también en Chiapas, Guadalajara, Sonora, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
En este juego se crean lazos de convivencia y un sentido de pertenencia. Se juega entre dos equipos de cinco o seis integrantes, usando solo la cadera para pasar de un lado al otro de la cancha una pelota elaborada con la savia que se extrae del árbol de hule.
“Actualmente uno de los retos es encontrar estos árboles, pues las zonas donde crecen han sido invadidas por el narcotráfico y acceder a ellas es muy difícil. Pese a ello, han sido los mismos jugadores quienes se han interesado en promover su práctica, rescate y difusión, especialmente a las nuevas generaciones”, confesó Palma Lagunes, quien también es reportero.
Agregó, “no puedes aspirar a que con una foto se rescate el juego, pero sí a crear conciencia e interés en el espectador. Al final, la acción de la salvaguardia de los juegos tiene que venir desde dentro de las comunidades” puntualizó.