La tasa de natalidad en China registró una caída el año pasado debido a los menores porcentajes que presentaron las regiones más desarrolladas, según datos publicados por las autoridades locales.
En Beijing, la cifra fue de 8,24 por 1000, en comparación con los 9,06 en 2017, apuntó el miércoles la Oficina de Estadísticas de la ciudad capital; mientras que en Shanghai fue de 7,2 por 1000, frente a 8,1 el año anterior, según la oficina del municipio; y en Liaoning, la marca fue de 6,39 por 1000, respecto a los 6,49 de 2017, según su respectivo departamento.
En contraste, las regiones occidentales menos avanzadas tuvieron registros más altos. Por ejemplo, en la provincia de Qinghai el año pasado fue de 14,31 por 1000, frente a 14,42 en 2017, informó su oficina de estadísticas.
En general, los nacimientos en la parte continental de China mostraron nuevos descensos el 2018, 15,23 millones, una disminución de 2 millones frente al 2017, con una tasa de natalidad de 10,94 por 1000, según la Oficina Nacional de Estadísticas.
El 2018 fue el segundo año consecutivo de bajas desde que se adoptó la política del segundo hijo en 2016: una medida destinada a contrarrestar el problema del envejecimiento de la población y la disminución de la fuerza laboral.
El menor número ha generado preocupación entre algunos expertos en el campo que consideran que una baja de la población total puede llegar antes de lo esperado.
Huang Kuangshi, investigador del Centro de Investigación Poblacional y de Desarrollo de China, sostuvo que las disparidades en los nacimientos entre diferentes regiones tienen un nexo con la migración.
"En ciudades grandes como Beijing y Shanghai, una gran proporción de habitantes proviene de otros lugares, entre ellos muchas mujeres solteras o que se casarán más tarde”, remarcó el especialista.
"Esto da como resultado tasas de natalidad en general más bajas", anotó.
Dichos porcentajes en el noreste de China se deben a una migración externa neta, es decir la pérdida de jóvenes en edad fértil, explicó Huang.
Yuan Xin, profesor de estudios poblacionales en la Universidad de Nankai, manifestó que con el desarrollo económico y social, los conceptos tradicionales de matrimonio y paternidad se han debilitado en el imaginario social.
"La idea de los jóvenes sobre la familia y el embarazo está cambiando, y los valores de antaño como mantener la descendencia han retrocedido”, dijo.
En áreas más avanzadas, como Beijing y Shanghai en particular, son cada vez más los que optan por casarse y tener hijos más tarde o simplemente evitar ambos, lo cual ha originado una rebaja en los nacimientos en los últimos años, acotó.
En las grandes ciudades, las parejas están menos dispuestas a tener bebés dados los altos costos que significa criarlos, incluido el precio de la vivienda y la feroz competencia por una educación de calidad, destacó Yuan.
En China y en el mundo, la tendencia es que las personas en zonas urbanas de mayor nivel tienden a tener menos hijos, constató.
De acuerdo con una encuesta realizada por la Comisión Nacional de Salud, además de las inquietudes financieras de la crianza, la dificultad para encontrar guarderías mientras los padres trabajan es también una de las principales razones por las que las parejas se muestran reacias a traer bebés al mundo.
La comisión trabajará con otros departamentos para investigar y mejorar las políticas relacionadas con impuestos, empleo, seguridad social y vivienda en respaldo del esquema universal del segundo hijo, precisó la comisión.