Por Rafael Lulet
En noviembre del año 2011, la contienda interna del Partido de la Revolución Democrática PRD, era entre Marcelo Ebrard y López Obrador, el método para elegir al candidato presidencial era por medio de una encuesta con la base del partido y de ahí obtener al representante para incursionar a la batalla por la presidencia en contra de ese entonces, Enrique Peña Nieto, en ese momento el ex Jefe de Gobierno, se encontraba en la cúspide política, al grado de ser llamado por Felipe Calderón para darle su apoyo dentro de las filas panista y así intentar derrocar la fuerte campaña de Peña Nieto, era el único quien podría ganarle, sin embargo, no quiso y declinó no solo en el PRD en favor Obrador sino, también fue su brazo derecho, colocando a la Ciudad de México con la mayor votación en favor del tabasqueño.
Pero, no solo fue en el 2011, el momento de apoyo en favor López por parte de Ebrard, ya existe historia de eso, y debemos de recordar cuando encabezaba la candidatura para Jefe de Gobierno en el año 2000, y como presidenciable por el mismo partido de Centro Democrático (PCM), Manuel Camacho Solís, es cuando declina en favor de Obrador y ganan la Ciudad de México, parecería con lo antes expuesto que hacían buena mancuerna y una camarería, pero es claro, que a López Obrador, se le da lo de traicionar e imponer a “dedazo” a quien se le antoje, tal como está sucediendo actualmente.
Pero la historia no solo queda allí, Marcelo Ebrard, no siguió a López a Morena, pero sí fue acusado por el gobierno de Peña Nieto por el caso de la “Casa Blanca” el cual benefició a López Obrador, con esto, Ebrard debió huir a Francia, además agregar lo de la cacería de la línea 12, por parte de Miguel Ángel Mancera, otro político quien también lo traicionó, debió exiliarse del país para no ser encarcelado pese a haber sido electo como diputado federal por el partido Movimiento Ciudadano en el 2015, prefirió evitar confrontarse con un Estado de Poder Priista cediendo la curul a Rene Cervera, otro traidor.
Se menciona que Marcelo Ebrard no solo ha inclinado la balanza por el Tabasqueño en diferentes momentos, sino también le ha fondeado en otros momentos, y no solo eso, la clara oportunidad que tuvo para ser candidato presidencial y tener un alto porcentaje de ganar en el 2012 el cual hubiera sido una gran batalla, digno de verse contra Peña Nieto; pero, prefirió cederle al ambicioso candidato eterno, López Obrador, ahora, le tocaría ser agradecido y correspondiente, sin embargo, este, optó desde un inicio de su administración, apoyar a una gris Claudia Sheinbaum, protegerla, posicionarla y al final colocarla por el método más conocido por dicho político, el “dedazo”, ya ocurrido en el 2018, en la contienda para la jefatura de gobierno, con eso se demuestra el proyecto que se tenía con ella desde años.
La ingratitud de López se da a la luz del día en su salida sexenal, con tantos errores y desaciertos, prefiriendo con eso poner a un títere en la silla presidencial para esconderle los muertos en el closet y así enterrarlos, porque eso es lo que es Claudia Sheinbaum, una marioneta donde López seguirá gobernando, y si no creían de la continuidad de su gobierno por medio de una dictadura disfrazada, pues, es el momento de verlo, al estilo época priista, de quienes bien aprendió cuando se encontraba en ese partido y ahora ha aplicado todas las mañas, el manejo de masa, el engaño, la ingratitud, lo traicionero, lo carroñero, entre muchas otras más.
Es claro, Marcelo Ebrard no será electo como candidato de Morena, no por su falta de capacidad, ni por su acercamiento con la ciudadanía, ni tampoco por su carisma, sino por el “dedo” de López Obrador, quien lo traiciona abiertamente para imponernos a todos los mexicanos a una marioneta llamada Claudia Sheinbaum, con quien tiene intereses más allá de una cuestión política, sin importarle si la base del partido o la ciudadanía quiera o no a una persona sin capacidad y sin gracia, una judía “guadalupana” por conveniencia con la ambición de ser presidenta sin importar lamer el piso a donde pasa su protector. Las elecciones internas de Morena, solo son una simulación más para intentar legitimar el “dedazo” de López, porque ya está escrito el resultado.