El triste y desolado fin de la presidencia del Peña Nieto1 manchada entre otros por el error diplomático de haber promovido una visita -de nivel casi de estado— del presidente 45 cuando aún era candidato en 2017, suma ahora una raya más al tigre.
No comparto la decisión de distinguir a ese oscuro pariente presidencial Jared Kushner que personifica al propio suegro, con la máxima distinción del Estado mexicano.
Todo el sexenio el presidente saliente se encargó de dar su mensaje casi diario a los medios explicando, sin convencer, sobre las decisiones de su administración, muchas sin sentido autocrítico como estos errores.
Si él y el entonces secretario de Hacienda y luego canciller –quien dijo que iba a aprender política exterior y diplomacia pero no llegó al capítulo de condecoraciones— quieren recompensar a la familia del presidente 45, ya lo hicieron con creces guardando silencio frente a las ofensas contra México y nosotros los mexicanos, a las sanciones tarifarias, a la expulsión de mexicanos documentados o no, a las amenazas y chantajes económicos permanentes que provocaron volatilidad en las inversiones y el comercio y, más recientemente, aceptando el desagradable papel de territorio de contención para la migración centroamericana y caribeña y la militarización de la frontera, por un puñado de dólares por cierto. Todo en tiempos de paz.
Pero como sabemos, luego de la culminación de las negociaciones sobre el texto del nuevo acuerdo trilateral comercial, la ratificación como acuerdo, todavía tiene un incierto y largo camino por recorrer en el congreso de EUA y muchas pruebas que enfrentar luego del triunfo electoral de los demócratas en la cámara de representantes.
El gobierno saliente sin memoria expresa de esta manera su agradecimiento y apoyo al presidente 45 y voltea los ojos hacia otro lado.
1.- Que termina su administración con una aprobación de mas menos 25%, según las casas encuestadoras profesionales.
Foto: El Siglo de Durango