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Alegorías 70 años de Mil novecientos ochenta y cuatro

"... ¿Existe el Gran Hermano?" "No tiene importancia. Él existe." "¿Morirá el Gran Hermano alguna vez?" "Por supuesto que no. ¿Cómo podría morir? Siguiente pregunta." "¿Existe la Hermandad?" "Eso, Winston, nunca lo sabrás.

Mil novecientos ochenta y cuatro (Orwell 1984, 335)

En junio pasado se cumplieron 70 años de la publicación de la obra Mil novecientos ochenta y cuatro del escritor británico George Orwell.

Esta novela la escribió como advertencia, después de años de meditar sobre las amenazas gemelas del nazismo y el estalinismo. La novela está ambientada en un futuro imaginario, en un mundo dominado por tres estados policiales totalitarios en perpetua guerra, una vigilancia gubernamental omnipresente que niega la historia y cultiva una poderosa maquinaria de propaganda centrada en los mensajes constantes que realiza El Hermano Mayor

El protagonista de la novela Winston Smith termina siendo encarcelado donde se le quiebra físicamente para extirpar de él su existencia mental independiente y su dignidad espiritual (del alma se diría hoy) hasta que él pueda adorar solamente la figura que antes odiaba más: el omnipresente líder del partido, el Gran Hermano.

Orwell advirtió de los peligros potenciales del autoritarismo y el totalitarismo, que causó una profunda impresión en sus contemporáneos y en los lectores en décadas posteriores. El título del libro y muchas de las palabras y frases de esa novela: ("El Gran Hermano te está observando," el lenguaje de las noticias", "doble pensamiento", entre otras) con el paso del tiempo se han convertido en sinónimos de abusos políticos modernos y el uso y abuso de los medios de comunicación para mantener el poder y el control social. Sólo hay una verdad y los demás están equivocados.

El fin último del sistema es la felicidad 2, la cual se alimenta de la ininterrumpida transmisión en todo lugar y en cada hogar por medio del Telescreen, que es un receptor-transmisor simultáneo que difundía por ejemplo, los datos de la producción de bienes pero también registraba y transmitía cualquier sonido de la audiencia, aún pronunciado en voz baja. Al final de cuentas, nadie sabía cuando ni cómo la
Policía del Pensamiento se enteraba de las ideas de los ciudadanos, que se apoya además en un sistema que premia delatar a los infractores.

Orwell, por cierto, fue el primero en utilizar el término «guerra fría» en un ensayo de octubre 19 de 1945, dos meses después de que se lanzaron las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki. Por eso, en la película “1984” estrenada en 1956, que dirigió Michael Anderson las primeras escenas son dos explosione atómicas. Y en otra escena, antes de ir a dormir, Smith oye por el telescreen, la frase “Aún durante tu sueño, El Gran Hermano te está observando”.

Las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, confirmarían la advertencia del libro de Orwell que acabó siendo una muestra más de que la realidad supera a la ficción. No sólo incluyo el tema del control autoritario y la vigilancia social individual, sino que la trama describe el manejo del lenguaje adecuado para la comunicación, la manipulación de los datos económicos y la corrección de la historia reducida a una sola y verdadera, dictada desde los altos niveles políticos del Partido y de su líder el Gran Hermano.

En la URSS desde 1917 y después en la II Posguerra, se integraron al socialismo real numerosos países del centro y oriente de Europa con una orientación política y económica centralizada en la “dictadura del proletariado” que era la gran esperanza de esa utopía, que permitiría dejar atrás el capitalismo y la explotación del hombre por el hombre. En nuestros días se dejaría atrás el neoliberalismo.

La cara oscura de la dictadura del proletariado fue la centralización del poder –no en los trabajadores— sino en una nomenclatura que aglutinaba a los dirigentes de los partidos comunistas que impusieron liderazgos autoritarios centrados en sus hombres fuertes, como José Stalin, Enver Hoxa, Jozip Broz, Nicolás Caucescu, Kim Il Sung, Ho Chi Min y obviamente Mao Tse Tung, casi todos ellos vitalicios. La crítica también era válida para los liderazgos de la extrema derecha como Antonio de Oliveira Salazar en Portugal y Francisco Franco en España. Como muchos intelectuales simpatizantes de la izquierda, Orwell formó parte de las brigadas internacionales que apoyaron a la república española.

El argumento (de Mil novecientos ochenta y cuatro) se desarrolla en la Gran Bretaña, gobernada por El Partido, que utilizaba la Policía del Pensamiento para perseguir la individualidad y el pensar independiente. A su vez, el líder de El Partido es El Gran Hermano, quien mantiene un opresivo culto a la personalidad, aunque solo se conocía una imagen que se veneraba.

El protagonista de la novela, Winston Smith, es un miembro del Partido de Base, un trabajador aparentemente diligente y hábil, que en secreto odia al Partido y sueña con rebelarse contra el Gran Hermano. Los tres lemas del partido son: “Guerra es paz, Libertad es esclavismo e Ignorancia es fortaleza 3” 

Smith es lo que podríamos llamar hoy un tecnócrata que trabaja en el Ministerio de la Verdad, (Minitrue) que tienea a su cargo el control de la información, las noticias y las artes. Está asignado al RecDep, es decir el Departamento de Registros, donde su responsabilidad consiste en “rectificar” los registros históricos con las afirmaciones y el pensamiento del Gran Hermano, con lo que se logra que todo lo que afirme el Partido es cierto.

Sus tareas son bastante rutinarias y consisten en corregir la historia. Revisa todos los textos e imágenes publicados en los medios impresos y los cambia siguiendo las directrices del Partido. Así la Historia sería a imagen y semejanza del Gran Hermano. La corrección consistía en ir a las fuentes originales, las cuales modificaba plasmando la historia nueva, y ninguna otra. Todo lo anterior y cualquier crítica o disidencia escrita debía ser desaparecida, sin excepción.

Porque en ese nuevo mundo, todos aquellos que cayeran de la gracia del Partido se convertían ipso facto en “no-personas”, es decir que se desaparecían todas la pruebas de su existencia. Por ejemplo, una de las tareas que realiza Winston es revisar ediciones originales de diarios y revistas para que aquellos números que contuvieran información que no coincidiera con las directivas del Partido o del Gran Hermano fueran consumidas por el fuego en lo que se llama “el agujero de la memoria”.

Como comienza a dudar de todo ello, Winston reflexiona que aunque se oponga secretamente a la autoridad que representaba el Partido y el Gran Hermano, si fantasea en rebelarse, sabe bien que entonces es un “delincuente del pensamiento”, con altas probabilidades de ser atrapado.

La ideología y seudo filosofía predominantes en el país es el Ingsoc (English Socialism) del partido político del gobierno totalitario de Oceanía. A su vez, el idioma de los documentos oficiales es el Nuevo Lenguaje (Newspeak). Orwell describe esa ideología del partido como una visión oligárquica del mundo que difama y rechaza todos los principios que el socialismo defendió originalmente y lo hace, paradójicamente en nombre del socialismo.

Otro de los temas irónicos en la obra de Orwell es la estructura de gobierno y los nombres de los cuatro ministerios cuyas sedes son pirámides de 300 metros de alto que en sus fachadas lucen los tres lemas del Partido. Esos nombres en el Nuevo Lenguaje son ideas opuestas (la regla del “doublethink”) a sus verdaderas funciones. 

En ese nuevo lenguaje, las palabras clave para doublethink es negroblanco, vocablo que tiene dos significados mutuamente contradictorios. Si lo aplican a los oponentes quiere decir el hábito de reclamar de manera imprudente que el negro era blanco en abierta oposición a los hechos. Si lo utiliza algún miembro del Partido, significa entonces la habilidad para decir con honesta voluntad que el negro es blanco cuando así lo exija la disciplina del Partido. En otro contexto significa la capacidad de creer que lo negro es blanco, y sobre todo, de saber que lo negro es blanco, y de olvidar que uno ha creído alguna vez lo contrario. En este sentido Orwell se anticipa a la tendencia de las “fake news” de nuestros días. las verdades alternativas o “yo tengo otros datos”. 

La administración pública tenía instituciones con nombres ambiguos. El Ministerio de la Paz (Minipeace), se encarga de la guerra, el Ministerio de la Verdad (Minitrue) es responsable de las mentiras; el Ministerio del Amor (Minilove), se encarga de la tortura y el Ministerio de la Abundancia (Miniplen) con el hambre (Ver la Parte II, capítulo IX con el seductor título de La teoría y la práctica del colectivismo oligárquico. “El Partido busca el poder por su propio bien. No nos interesa el bien de los demás, nos interesa únicamente el poder. No riqueza o lujo o larga vida o felicidad; sólo poder, puro poder4.”

Esa reflexión sobre el poder está vinculada a la filosofía colectivista que la expresa quien interroga a Winston, cuando le asegura; “Nosotros somos los sacerdotes del poder” Dios es poder”. “Pero en este momento el poder es sólo una palabra en lo que a ti respecta. Es hora de que te hagas una idea de lo que significa el poder. Lo primero que debes saber es que el poder es colectivo. El individuo sólo tiene poder en la medida en que deja de serlo5.”

El villano visible (Emmanuel Goldstein), porque hay uno, es un disidente que había militado y dirigido el Partido aunque luego se convirtió en la cabeza de La Hermandad que es una organización contra revolucionaria. Él simboliza al “enemigo” del Estado que concentra todas las animadversiones sociales cuando El Partido convoca al pueblo unido, a la frecuente y masiva práctica de Los Dos minutos de Odio y otros fanatismos, como los cartelones incitando a la semana del odio con el lema “odio a todos los enemigos del Partido”. Goldstein había discrepado de ese abuso del poder y criticado la doctrinas del Partido y denuncia “la dictadura del Partido; exige firmar la paz y terminar con la guerra y, lo más audaz, defiende la libertad de expresión, la libertad de reunión y la libertad de pensar 6.”

En los asuntos económicos, la mira de Orwell se centra en la crítica a los planes quinquenales, que en la novela son de nueve años y, también, el cumplimiento de las metas, o más bien incumplimiento, que tenía cobijo en la práctica denominada “2+2=5”, que significaba que si los datos de las metas económicas fracasaban, ello se debía a que el Partido y el Gran Hermano siempre tienen otros datos que se explican por el (doublethinking). Así que la ecuación era correcta.

En estos tiempos de cambios políticos, económicos y transformaciones reales o ficticias en muchas naciones, bajo liderazgos legítimos o no y hasta democráticos, la novela de George Orwell es una lectura o relectura recomendable. La omnipresencia del Gran Hermano, el manejo de la información y las noticias, la vigilancia individual a través del gran Telescreen que existe en esa obra y se entera de todo, hoy es una realidad que no se imaginó el mismo autor. 

La reescritura de la Historia para ajustarla al pensamiento del Gran Hermano y del Partido y el manejo de las noticias falsas es visible en algunos de esos casos reales que testimoniamos en la actualidad. 

La administración pública, es decir la burocracia o para algunos la tecnocracia en un sentido peyorativo deja de ser una actividad lícita para convertirse en una serie de tareas sometidas a los designios superiores, muchas veces ajenos a la realidad política, económica y social, que reduce el estado a simples directivas superiores y obediencia por encimo de todo. Caso contrario, el tecnócrata corre el riesgo de estar en el ostracismo, casi al grito de muera la inteligencia y la tecnología, la cual no se entiende en los altos niveles directivos. El cambio climático es el ejemplo perfecto. 

Finalmente, esta distopia se ha convertido en una profecía pues las sociedades están otra vez expuestas a que se le distorsione la realidad oculta en lemas simples y repetidos hasta el cansancio expuestos por líderes que consideran tener poderes superiores émulos del Gran Hermano. 

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Breve semblanza biográfica 7

George Orwell es el seudónimo de Eric Arthur Blair, novelista, ensayista y crítico inglés nacido en 1903 en India. Una de sus obras más conocidas, la novela Mil novecientos ochenta y cuatro, es una profunda anti-utopía en la que examina los peligros de un régimen totalitario. Blair siempre fue un “rebelde político y literario”. Estudió en las universidades de Winchester e Eton, fue discípulo de Aldos Huxley. Llegó a ser un funcionario imperial modelo. Su primera novela Burmese Days (1934) es una crítica a un ambiente social opresivo o deshonesto de sus días en Birmania. A su regreso a Inglaterra, se declaró anarquista y con el paso de los años se consideraba socialista. La Revista Time, incluyó Mil Novecientos Ochenta y entre las mejores cien novelas escritas entre 1923 y 2005. Los editores le dieron el lugar 13 y los lectores la seleccionaron como la número 6.


1.- El texto en inglés:“… does Big Brother exist?” “It is of no importance. He exists.” “Will Big Brother ever die?” “Of course not. How could he die? Next question.” “Does the Brotherhood exist?” “That, Winston, you will never know.
2.- Muchos dirigentes modernos creen que lo han conseguido, por cierto.
3.- Animal Farm and 1984 (pp. 91-92). HMH Books. Kindle Edition
4.- Animal Farm and 1984 (p. 338). HMH Books. Kindle Edition.
5.- Animal Farm and 1984 (p. 339). HMH Books. Kindle Edition.
6.- Animal Farm and 1984 (p. 99). HMH Books. Kindle Edition.
7.- Fuentes: Encyclopeia Britannica, Ninenteen Eighty-Four, Animal Farm, (Orwell 1984) George Orwell, You and the Atomic Bomb, Tribune, GB, London, October 19, 1945. http://orwell.ru/library/articles/ABomb/english/e_abomb