Con la convicción de, en apariencia, combatir la corrupción, el gobierno de México hizo públicas las posibles maniobras de lavado de dinero del expresidente priista Enrique Peña Nieto en un sexenio que se caracterizó por la violencia y la corrupción, en donde en el enramado se agregan dos personajes más: el dirigente del PRI Alejandro ‘Alito’ Moreno con las acusaciones que carga de enriquecimiento ilícito y el legado del fallecido Luis Echeverría Álvarez que dejo un antecedente de perversidad y venganza.
Por: Ernesto Madrid
En este último caso queda para el anecdotario aquel refrán que reza, ‘no hay mal que dure cien años’ pero en su caso, lo sobrepaso. Basta recordar que durante su mandato se dio la primera crisis económica desde el inicio del llamado "Milagro Mexicano", con políticas económica populares entre las que gasto recursos del pueblo para entregar subsidios y consolidar el camino del PRI en la presidencia, algo muy similar a lo que ocurre en la actualidad con Morena.
Además, se lanzó a la compra de empresas al borde de la quiebra para sostener los empleos, pero a costa de ineficiencias y corrupción y por supuesto la “Guerra Sucia” que realizo en su mandato donde destacan el ‘Halconazo’ y su intervención en la matanza de Tlatelolco, casos de los que fue exonerado en la administración del panista Vicente Fox a petición del entonces cabecilla del partido tricolor, Roberto Madrazo, con la intervención de Santiago Creel que era el secretario de Gobernación.
Del dirigente del PRI ‘Alito’ Moreno aún hay mucho que decir, detrás se esconden las largas ramas de la corrupción que han caracterizado su caminar, por la presunción de tráfico de influencias, desvío de fondos federales, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y fraude fiscal, constantes de los militantes del tricolor, y delitos en los que no queda claro si se siguen o no por parte de la Fiscalía General de la República, por aquello de tuit ‘erróneo’ que se filtró desde el gobierno de López Obrador.
Ahora bien, en el otro caso, basta recordar con la bandera que llegó el expresidente Enrique Peña Nieto, incrustado entre los ‘Golden Boy’ del nuevo PRI que dijo en su momento que la corrupción está en el ADN cultural de los mexicanos, cuando sólo está en el ADN pero de los priistas.
Entre el grupo se encontraba la nueva ‘camada’ de priistas jóvenes y aparentemente honrados y honestos que se anunció desde el sexenio del exmandatario Felipe Calderón, ‘la renovada imagen’, de la que todos terminaron muy corruptos o en la cárcel como por ejemplo: Tomás Yarrignton, ex gobernador de Tamaulipas; Guillermo Padrés, ex gobernador de Sonora; Armando Reynoso Femat, de Aguascalientes; Javier Duarte ex mandatario de Veracruz, o César Duarte ex gobernador de Chihuahua, por citar solo algunos.
Lo curioso del caso es que Peña Nieto, a pesar de que diga que su riqueza es legítima, se da la gran vida en un lugar exclusivo de Madrid, España, denominado Valdelagua en San Agustín de Guadalix y consiguió la “visa dorada” en el país ibérico la cual solo se entrega a multimillonarios que destinan por lo menos, un millón de euros en compra de activos que de acuerdo con información del diario El País, el político ha comprado un local comercial de 105 metros cuadrados con una terraza en el barrio acaudalado de Chamberí con un valor que supera los 530 millones de dólares que fue pagado en efectivo.
En su pasado carga el estigma de su tío Arturo Montiel Rojas, perteneciente al grupo Atlacomulco quién de acuerdo con el periodista Francisco Cruz en su libro ‘Negocios de familia’ le fabrico su candidatura, desde que lo sumo a su campaña y luego a su gobierno como subsecretario de gobierno en el Estado de México, le asigno diversas responsabilidades más hasta que lo hizo diputado local por Atlacomulco, para lanzarlo a la candidatura por la misma entidad y de ahí impulsarlo, con una estrategia de mercadotecnia, como una estrella de la política, que quería que lo trataran como un tecnócrata y estadista, cuando en los hechos demostró desconocimiento total y encubierto de funcionarios corruptos.
Es el caso de Luis Videgaray, que era un personaje desconocido pero especialista en desaparecer dinero, fue colocado al lado de Peña Nieto desde el gobierno del Edomex en 2004, que prácticamente llevaron al estado a la quiebra, o el caso de Emilio Lozoya Austin, que en Pemex ayudo a fortalecer los negocios de muchos ex priistas como Carlos Salinas de Gortari o Miguel Ángel Osorio Chong y Jesús Murillo Karam especialistas en controlar las guerras sucias.
Y si le seguimos encontraremos en el texto de Jenaro Villamil ‘Si yo fuera presidente’ todo el enramado que el denominado ‘muñeco’, representó a la nueva generación de priistas y su popularidad se acrecentó entre los adictos a la frivolidad, dilapidando a manos llenas los recursos del pueblo con contratos extraordinarios con Televisa para que junto con la ‘Gaviota’ retornará al PRI a la presidencia.
Sin duda no sólo Peña Nieto sino que la mayoría de los ex priistas aquí nombrados tienen una historia muy larga de contar y que nacieron a la sombra de la corrupción muchos relacionados con el grupo Atlacomulco, en esta trama criminal y que forma parte de la información que el presidente López Obrador indicó que no podía ocultarse, pero tampoco perseguirse como delitos, pese a que la evidencias son claras, como el caso de la Casa Blanca y cuyos dichos ponen en duda, el pacto secreto entre Obrador y Peña, parece que éste si existiera.