es la lucha de la memoria contra el olvido.
Milan Kundera
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimado lector, gracias. No han pasado ni dos años del inicio de la presidencia de López Obrador y el odio que destila lo ha puesto cada vez más lejano de que se convierta en un presidente para todos los mexicanos, incluso los decepcionados que le dieron el beneficio de la duda y votaron por él crece a cada momento, se burla de quien se queja, se ríe de las desgracias, censura, estigmatiza desde su lugar de privilegio, hace sentir su poder y la tentación de reprimir a quien no piensa como los de la 4T.
La noche del 15 de septiembre vimos al jefe del Ejecutivo en su plaza pública vacía, obviamente por la pandemia y las medidas de sana distancia, pero al mismo tiempo un golpe muy duro al ego presidencial. Esa plaza pública que tantas y tantas veces llenó el hijo de Macuspana para criticar y denunciar las acciones de los gobiernos de Fox, Calderón y Peña. Ahora la han convertido en un terreno propio, privado, que nadie pase para que no le enturbien el escenario del virreinato, no le gustan las protestas y Claudia Sheinbaum le hace el trabajo sucio impidiendo el paso a los que protestan, incluso con los granaderos que según ya no existían.
Y para los chairos que dirán que no hubo violencia en las manifestaciones de FRENAAA, no solamente la violencia física es violencia y hay muchas formas de represión. Pero, aunque no estoy de acuerdo en ese movimiento de ultra derecha por ser igual de intolerantes que quienes ostentan el poder, nadie puede quitarles el derecho constitucional de manifestarse y menos quien por años hizo de la calle su lugar para construir su proyecto y arribar a Palacio Nacional.
Ese odio que se maquila todas las mañanas desde el púlpito del tabasqueño ha llevado a destellos de provocación en los alrededores del campamento de los quejosos, eso debe ser motivo de alerta para evitar enfrentamientos y López, el superior moral quien está obligado a llamar a la serenidad, pero no solo para las cámaras y seguir atizando por abajo a la división por sus rencores enfermos, estamos a tiempo de evitar alguna desgracia por esos motivos, ya se lo han advertido y lo mejor que puede hacer es denostar.
Ya se los dijo Javier Sicilia, con esas actitudes de intolerancia, con sus descalificaciones lo hacen parecerse a lo que más odia, a los priistas del viejo régimen y a Felipe Calderón quienes mostraron la frivolidad, el desprecio por las legítimas luchas de los familiares y víctimas del crimen organizado, la desesperación de los papás de niños con cáncer, las mujeres violentadas, los médicos que no tuvieron los insumos para enfrentar la pandemia, para ellos no hay tiempo porque según López los mueve la derecha.
El mal ya está hecho en lo económico, la pérdida de vidas, el desempleo, la crisis económica, pero todavía se puede rectificar por lo menos en unir a los mexicanos, el tiempo y la historia pondrán a cada quien en su lugar y al paso que va no será junto a Madero, ni Morelos, ni Juárez presidente, ahora está a la par de López Portillo, Fox o Calderón. Quedan cuatro años, tiempo para virar el rumbo.
Entre Palabras
¿Qué regresa Ricardo Anaya a la vida pública? Primero tiene que recoger los pedazos del PAN que rompió en la campaña pasada.
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Hasta la próxima.